DAVID TRUEBA CINEASTA Y ESCRITOR
“La obsesión por el dinero nos ha hecho pobres”, afirma el director, que prepara una película sobre John Lennon en la Almería de 1966
David Trueba no encontraba financiación para rodar una historia sobre la Transición con solo dos actores, María Valverde y José Sacristán, encerrados en pelotas en un baño. Así que pasó de subvenciones y preventas y la rodó «fuera del sistema». “Madrid, 1987” llegó a unos pocos cines, tuvo críticas entusiastas y ha acabado estrenándose en Estados Unidos. El director charló en el reciente Festival de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao, Zinebi, sobre su experiencia en el cine “low cost” invitado por la Asociación de Productores Vascos.
– ¿Cuánto le costó “Madrid, 1987”?
– Unos 300.000 euros, pero ahí no incluyes ni tu sueldo ni tu trabajo. Es muy difícil hacer cine fuera del sistema. Me ha sorprendido la dificultad para volver a entrar. Me he sentido como si compitiera en Fórmula 1 por fuera del circuito; por más vueltas que daba, no me dejaban entrar a Montmeló. Yo no buscaba hacerme rico con “Madrid, 1987”. Buscaba hacerla.
– Vamos, que ha palmado pasta.
– Sí. No me parece gravísimo. Poco a poco la película ha tenido distribución en muchos países y van compensando las cosas. Al final es más importante haberla hecho que todo lo demás. Pero no es un modelo industrial, no se pueden hacer zapatos si no se venden en las zapaterías. Yo siempre pienso en mi vida de una manera rara, en el Goya de Honor que te dan si resistes y cumples 80 años. Y en esos días no me gustaría hablar de frustraciones, de guiones en los cajones. He crecido con gente como Berlanga y Fernán Gómez, que me contaban sus dificultades para levantar películas que son joyas del cine español. Como “Plácido” o “El mundo sigue”, dos obras maestras rodadas fuera del sistema y no especialmente exitosas. Cuando pasan los años cambia el concepto de lo que había y no había que hacer. Ocurre también en política.
– En tiempos de Berlanga no estábamos tan obsesionados con las recaudaciones, no llamábamos mercado a los espectadores.
– Sí. Esa obsesión por el dinero nos ha llevado hasta donde estamos. Curiosamente, la preocupación por el dinero nos ha hecho pobres. Pensábamos que las burbujas que dan pasta no se pinchan nunca. Lo terrible es advertir que solo saben volverlas a hinchar.
– Cuando rodó “Madrid, 1987” dijo: «Es mejor sentirse libre, el Estado ensucia el proyecto artístico». Un poco chuleta, ¿no?
– El ideal de un creador es no tener relación con el Estado. Claro que la realidad de una industria como el cine no es la del pintor, que solo tiene que comprar un lienzo en blanco. Yo siempre he planteado que el cine debería recibir la ayuda de una manera mucho más limpia que por unos incentivos industriales. Los medios de comunicación reciben publicidad institucional, campañas de Renfe y los viajes del Imserso. Las películas podrían tener esos anuncios previos. El dinero de las televisiones que están obligadas a invertir en cine no se les debería permitir meterlo en sus propias productoras. En Francia está prohibido: va a un fondo común y se destina a producir, a renovar salas, mantener las filmotecas…
– Porque, al final, solo se hace el cine que quieren las televisiones.
– Es un abuso de posición dominante de libro. Una cadena de televisión americana no puede producir una película por ley. Ni una cadena de cines ser distribuidor. Y cuando tienen un volumen de negocio muy grande les obligan a disgregarse. El verdadero liberalismo económico está inventado sobre una plantilla: la regulación. En España hemos aplicado el liberalismo pero no su regulación. Casi nadie se atreve a decirlo, porque entonces no haces negocio con estas grandes empresas, no colocas tu película. Yo no puedo callarme ante algo tan turbio.
– Este año estamos todos muy contentos con “Lo imposible”.
– La alegría por el éxito de “Lo imposible” no puede enturbiar que su competición es totalmente una perversión del mercado. Es como en el fútbol. Los aficionados de equipos pequeños tienen que elegir si son del Madrid o del Barça si es que alguna vez pretenden ganar la Liga. Aquí no se regula para que la competición sea justa. En la NBA imponen un rigor presupuestario y unos topes, no pueden generar monstruos. El cine español que se hace lo deciden tres personas.
– Los responsables de las divisiones de cine de las televisiones.
-Sí. Tres miradas que persiguen un cine para su exhibición televisiva de gran audiencia.
– ¿Le gusta “Lo imposible”?
– Sí. Me cae muy bien Bayona. Tiene mucho entusiasmo, aunque es demasiado heredero del mundo de Spielberg. Cualquier película que gusta tanto a la gente y va tan bien hay que defenderla. Pero es como si me dijeran que los fubolistas españoles no se pueden quejar porque Messi gana 10 millones al año. Habrá un señor del Alcoyano que solo quiera que su club le pague lo que le debe.
– ¿No es contraproducente que en las entrevistas los cineastas siempre salgan lamentándose?
– Azcona me decía, fíjate, el cine español solo es noticia para mal. El titular no será “un buen año de cine español”, sino “”Lo imposible” salva al cine español”. Es un análisis superficial. Los problemas y pecados del cine son los de toda la sociedad española, que es como un dominó: un ficha empuja a otra.
– Los recortes en el sector cultural se aceptan sin rechistar.
– Ayer salieron los presupuestos del Ayuntamiento de Madrid. Casi desaparece la partida de Cultura. Mantienen una aportación al Teatro Real porque están comprometidos con otras instituciones y les debe dar vergüenza. Y quitan el cine a un euro que tenían los jubilados un día a la semana. Un millón de euros. Todo se acepta de manera natural bajo la psicosis de la crisis. Cuando salgamos de ella observaremos dónde estábamos antes y ahora. Y cuando volvamos a crecer nos sorprenderá que todo el esfuerzo de nuestros padres se diluyó en tres años. Asombrados, nos preguntaremos cómo lo lograron: con una psicosis colectiva y una sensación de atadura. Cuando se aprobó la reforma laboral los expertos avisaron de que era el despido libre. Eso significa que a toda la gente con derechos sociales por su antigüedad hay que quitársela de encima. No es que las empresas sean malas, es que usarán todos los resortes en su mano para optimizar beneficios.
– Vive entre Barcelona y Madrid. ¿Cómo contempla las elecciones catalanas?
– Una vez más la gente es juguete de sus pasiones. Ya no son cuestiones ideológicas o de fe, sino sentimientos. Tengo muchos amigos independentistas en Barcelona y otros que se sienten muy españoles. Y me entristece ver que están pasando un momento donde se sienten examinados, como si estas elecciones fueran un examen de su catalanidad, de si quieren o no a su patria. Se puede querer mucho a tu patria y criticarla, no sentirla como mejor que las demás. Yo siempre he tratado de ser un español que, en vez de reivindicar nuestros errores, ha querido traer algunas virtudes externas.
– ¿Cree que el discurso independentista ha servido para no hablar de otros temas?
– También hay distracción en el discurso no independentista, que pide votos para defender España. Para mí, defender España es defender su cultura, la gente que trabaja, sus empresas, la regulación, que Google y Apple paguen impuestos, no agitar la bandera. Es algo que no han hecho ni el partido que va a ganar en Cataluña ni el que venció en España. La bandera déjenle a cada uno que la ponga en su balcón si quiere. Otros tenemos una cierta alergia a las banderas y nos gusta que lo respeten. Desgraciadamente, los catalanes y los españoles tienen que darse cuenta de que los están utilizando una vez más.
– ¿Volverá al cine ‘convencional’ en breve?
– Preparo una película con el título provisional de ‘Almería 66’. Transcurre el año en que John Lennon vino a rodar ‘Cómo gané la guerra’, de Richard Lester, y cuenta el viaje de tres españoles hacia la luz. La historia tiene que ver con el tiempo actual, con sacudirse la autoridad, con un modelo de libertad basado en la ensoñación, en que alguien te proponga territorios luminosos. Mepreguntan quién va a hacer de Lennon, pero yo odio las películas biográficas. Le uso como a Moby Dick: me interesan más Ismael y el capitán Ahab.
(Entrevista publicada en el diario EL CORREO el 22 de noviembre de 2012)