Regreso a “casa”. Tras una decepcionante primera experiencia con Home, la nueva red social de usuarios de la PS3, este fin de semana volví otra vez a conectarme al universo online de Sony con la esperanza de que se hubiesen subsanado los problemas de conexión del primer día. Así fue. Al segundo intento, logré colarme en el Second Life de la consola y, tras más de dos horas allí, no se produjo ningún corte de la red. Así, pude explorar a mis anchas todo lo que esta beta tenía para ofrecerme que, por otra parte, no era mucho. Lo primero que hice fue configurar mi avatar aprovechando el potencial de su editor de personajes. Pese a ello, fracasé en el intento de que mi ‘alter ego’ virtual se pareciese a mí, aunque puede que se deba a que soy muy mal fisonomista. También contamos con un limitado guardarropa para ir tirando, así que me puse unas zapatillas, unos pantalones vaqueros y una camisa azul para salir fuera de mi minimalista apartamento cerca de la playa (las vistas de la terraza son espectaculares con puerto deportivo incluido). Un bonito regalo de bienvenida de la multinacional nipona.
Nada más acercarme a la puerta salió un letrero indicándome que tenía que descargar la plaza Home (otros 70 megas de disco duro ocupados). Tras darle a aceptar, qué remedio, el sistema me teletransportó a ese ágora virtual de usuarios de Sony. Sinceramente, no había mucha gente allí, aunque nada más aterrizar no dejé de pensar en que realmente me había conectado a Second Life. Eso sí, con mejores gráficos tanto en los personajes como en los escenarios. Aquí es donde la potencia visual de la máquina se deja notar. Por lo demás, se trata de una especie de parque público donde podemos sentarnos tranquilamente al sol o jugar una partida de damas o ajedrez. También podemos charlar con el resto de habitantes de este universo paralelo y aquí es donde un teclado o un micrófono se hacen prácticamente imprescindibles. Hay algunas frases hechas disponibles con tan sólo pulsar un botón, pero son muy pocas. Y con el keyboard virtual las conversaciones se eternizan pese a contar con un texto predictivo.
Dejando aparte este problemilla fácilmente subsanable en forma de periférico, me dirigí a una bolera para ver qué tal estaba. De nuevo, el sistema me pidió permiso para descargar el escenario (otros 40 megas de disco duro ocupados), con lo que los usuarios con poca memoria en su consola lo van a pasar realmente mal en Home. Allí, además de conocer a gente, podemos jugar online a los bolos, al billar o pasar un rato con las máquinas recreativas de nuevas versiones de arcades clásicos como Arkanoid. Todos los pasatiempos están bastante bien realizados y las partidas se desarrollan sin problemas. Realmente, el conjunto es sobresaliente tratándose de una beta. Además de esta ludoteca, podemos ir a un cine donde “estrenan” trailers de juegos y películas ‘made in Sony’ o a un centro comercial por si queremos realizar alguna compra. Precisamente, aquí está el negocio, porque adquirir prendas, muebles o incluso una casa nueva para nuestro personaje nos costará dinero contante y sonante, como sucede en Second Life.
Y poco más, porque de momento son esas las únicas zonas disponibles. Y menos mal, ya que si todas ocupan tanta memoria, nos podemos quedar sin disco duro en tres sesiones. Aparte de eso, el sistema es fluido y no se producen ralentizaciones aunque se produzcan aglomeraciones de personajes virtuales. Nuestro ‘alter ego’ puede caminar, hacer gestos predefinidos, bailar y un montón de cosas más, aunque echo de menos volar como en Second Life. Seguramente, se me han pasado un montón de cosas más que contros, pero creo que, de momento, está bien para una primera toma de contacto. El tiempo dirá si Home tendrá éxito, aunque, sinceramente, en estos tiempos de Facebook y Twitter, yo no le veo mucha utilidad. Además, siempre preferiré pasar el rato con algún título de la consola, solo o en modo online, antes que ponerme a jugar a los bolos con algún desconocido o intentar hacer nuevos amigos. Aunque nos hagan sentirnos como en “casa”.