La simbiosis perfecta. Hace unos días, un alto directivo de Microsoft alentaba a los jugones a contar en sus hogares con una Xbox 360, como no podía ser de otra forma, y una Wii. La verdad es que la cosa no es nueva. Incluso existe un movimiento llamado Wii 360 en el que se defienden las ventajas de poder jugar con la innovadora consola de Nintendo gracias a su mando con sensor de movimiento sin renunciar a los gráficos de última generación proporcionados por la plataforma de Bill Gates.

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El caso es que no sé si a estas alturas de la película habría que pensar en modificar esta interesada fórmula comercial. Hay que tener en cuenta que este movimiento surgió antes de la más que aceptable reducción del precio de la PS3. De hecho, la Xbox 360 y la Wii juntas costaban lo mismo que la nueva consola de Sony. Por ello, no es de extrañar que muchos usuarios optaran por no renunciar a dos filosofías de diversión ciberlúdicas tan distintas y al mismo tiempo totalmente compatibles.

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Ahora bien, en estos momentos, creo que sería injusto no empezar a tener en cuenta la fórmula Wii-PS3. Las consolas de Microsoft y de Sony prácticamente cuestan lo mismo, por lo que el precio ya no es una razón para apostar por una de ellas. Todo lo contrario, ya que la nueva PlayStation cuenta con la ventaja extra de contar con un reproductor de Blue Ray, el formato destinado a convertirse en el nuevo estándar para ver películas en alta definición.

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Naturalmente, los usuarios de la Xbox 360 enumerarán una larga lista con las excelencias de su consola frente a la de Sony. Lo ideal, sin duda, sería contar con las tres plataformas y disfrutar así de todos sus juegos, pero ya sabemos que eso supondría un alto presupuesto. Así que ha llegado el momento de tomar partido. Yo me quedo con la fórmula Wii-PS3. ¿Y vosotros?