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Pero… ¿qué tienen en común estos discos? (un texto repescado)

Portadas de discos firmadas por Trevor Key

 

Entre quienes trabajaron con él, parece existir unanimidad en que Trevor Key debería ser mucho más conocido. Su trabajo como fotógrafo y diseñador le llevó a crear algunas de las portadas de discos más recordadas de los 70 y los 80, en un itinerario profesional que saltó barreras estilísticas y le llevó a trabajar con estrellas del rock progresivo, del punk y del pop electrónico: resulta complicado dar con otro personaje que sirva para enlazar nombres como Mike Oldfield, Jethro Tull, Sex Pistols, X-Ray Spex, New Order, Wham! y Pet Shop Boys, por citar algunos de los artistas que contaron con sus servicios. En ese reconocimiento tan cicatero a su tarea han influido dos factores. Por un lado, estaba la propia forma de ser de Key, un hombre poco dado a protagonismos, con una visión idealista del negocio que le llevaba a no aparecer siquiera en las agendas telefónicas del sector. Por otro, tampoco ha favorecido su muerte temprana: falleció en 1995, con 48 años, a causa de un tumor cerebral, y en estas dos décadas su figura ha ido cayendo en un injusto olvido.

En un intento de reivindicar su legado, se ha organizado una exposición que ha ido recorriendo varios recintos de Hull, su ciudad natal, hasta final de año. La muestra tratará de compensar también otra manifestación de la desmemoria, que consiste en reducir la carrera entera de un artista a su obra más emblemática. En el caso de Trevor Key, no existe ninguna duda: ese trabajo que ha acabado eclipsando a todos los demás es su portada para Tubular Bells, el álbum de debut de Mike Oldfield, editado en 1973. El propio fotógrafo estaba un poco cansado ya de que vinculasen automáticamente su nombre a aquel trabajo por el que cobró cien libras, pero resulta muy difícil sacudirse el peso de un disco que ha vendido más de quince millones de copias y que, para colmo, ha sido actualizado repetidas veces en nuevas versiones musicales y visuales.

Mike Oldfield cuenta en su biografía que su idea para la carpeta de Tubular Bells era una campana hecha añicos. Trevor Key –que, en su prehistoria, había ejercido de asistente en la portada del Let It Bleed de los Stones– transformó esa sugerencia en algo radicalmente distinto: una campana tubular (el instrumento que da nombre al disco y que remata grandiosamente su primera cara) doblada y con los extremos cruzados. La imagen, una de las más identificables de la historia de la fonografía, es una superposición de dos fotos, una técnica que entonces se llevaba a cabo de manera artesanal y en la que Key era un auténtico virtuoso: el fondo es una playa de la costa sur inglesa, sobre la que flota la extraña campana, que el propio Key construyó y fotografió en su estudio. A Oldfield, el resultado le impresionó tanto que exigió que el título y su propio nombre apareciesen con la tipografía y el color menos intrusivos posible, para no competir con la fuerza de la imagen.

El estudio que Trevor Key compartía con su amigo Brian Cooke, bautizado simplemente como Cooke Key, se convirtió en algo así como el departamento de diseño de Virgin, la compañía discográfica creada por Richard Branson e impulsada al estrellato por el éxito casi inconcebible de Tubular Bells, que había sido su primera referencia. Key y Cooke solían trabajar por separado (nuestro hombre se ocupó también de otros discos de Oldfield, como Hergest Ridge, Incantations o Platinum), pero hay algo que hicieron juntos, como empresa: la Virgin necesitaba urgentemente un logotipo y a sus responsables les gustaba mucho el que utilizaba Cooke Key, escrito a mano por un calígrafo de Covent Garden. De modo que, cuando recibieron el encargo, acudieron al mismo profesional y le propusieron un diseño con la uve muy marcada, como si fuese uno de esos signos que se utilizan al corregir ejercicios o exámenes. Después fotografiaron el manuscrito y modificaron los bordes de las letras. El calígrafo cobró 250 libras y el estudio, 2.000, unas cantidades apreciables pero evidentemente bajas para un logotipo que acabaría extendiéndose por todas las ramificaciones del imperio Virgin: «Pensábamos que aparecería en unos cuantos discos», ha explicado Cooke, que ha acabado viéndolo en trenes, bancos, aviones y hasta naves espaciales.

La alianza con Virgin llevó a Trevor Key a trabajar con los Sex Pistols, para los que confeccionó abundante cartelería y también las portadas de algunos de sus discos póstumos, como los feístas Flogging A Dead Horse o Some Product. En los 80, desligado ya de Cooke, inició una colaboración con uno de los grandes mitos del diseño discográfico, Peter Saville, responsable de la innovadora imagen gráfica del sello Factory. «Fue mi mejor amigo y mi colaborador más importante desde el día que lo conocí», ha resumido Saville. Juntos concibieron y dieron forma a varias portadas de asombroso cromatismo para New Order, como la del álbum Technique o las de los sencillos y maxis de Round & Round, Fine Time y True Faith. Esta última, quizá la más recordada, muestra una simple hoja amarilla sobre fondo azul, fotografiada con una técnica desarrollada por Key. El propio Saville ha contado en Creative Review cómo recorrieron juntos Windsor Great Park en busca de la hoja perfecta, en lo que «parecía una escena de Monty Python».

Mientras tanto, Key seguía haciendo sus propios trabajos, con portadas para grupos y artistas como Wham!, Jethro Tull, OMD, Simple Minds, The House Of Love o, en repetidas ocasiones, Peter Gabriel y Phil Collins. Aunque Key es conocido sobre todo por sus superposiciones de imágenes y sus experimentos de laboratorio, en el caso de los dos exmiembros de Genesis muchas de sus portadas son esencialmente retratos. En el texto de presentación de su retrospectiva, Peter Gabriel destaca este rasgo poco conocido del homenajeado: «Trevor era un fotógrafo maravilloso. Con su forma de ser tranquila y amable, sabía encontrar la manera de que el retratado se relajara y capturaba momentos naturales de forma muy precisa».

(publicado originalmente en la revista para suscriptores Musi-K)

Por Carlos Benito

Sobre el autor

Periodista de El Correo. Nací en Logroño, estudié en Pamplona, vivo y trabajo en Bilbao.


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