Hoy, por el mismo precio, vamos a aprender una pizquita de geografía. La ciudad rusa de Perm ronda el millón de habitantes y está situada en las inmediaciones de los Urales, a orillas del río Kama, principal afluente del Volga. En el siglo XIX, se convirtió en un importante núcleo industrial y comercial, centrado en la producción siderúrgica y papelera. Como pueden imaginar, hace bastante frío en esta parte de Rusia: para hoy anuncian una máxima de cuatro grados bajo cero, con sensación térmica de menos diez, pero la temperatura más baja que se ha registrado en un mes de noviembre fue de 38,5 bajo cero. Y yo creo que con eso y un viva Rusia ya vale por hoy.
Gnoomes son, desde hace quince días, mi grupo favorito de Perm, y creo que tendrían bastantes probabilidades de seguir siéndolo aun en el caso improbable de que conociese algún otro. Son un trío, llevan juntos poco más de un año y describen su estilo como stargaze, igual que el shoegaze pero mirando a las estrellas en lugar de examinar las punteras de sus propios zapatos: no es mala etiqueta, porque ciertamente Gnoomes aúnan lo contemplativo y lo espacial, en exploraciones que a veces se extienden sin problemas hasta el cuarto de hora. Myriads, una de las más concentradas, es un juguete psicodélico que no llega a los cuatro minutos, con una melodía soñadora y casi infantil que puede remitir a los primeros Pink Floyd en un viaje fascinado por el cosmos. Al fin y al cabo, la música de estos muchachos de Perm tiene un componente importante de fuga mental: “Vemos el aislamiento como un desencadenante de sueños, y a veces un sueño se vuelve una motivación para hacer algo chulo. Estar en un grupo es lo único que nos mantiene a salvo de la locura rusa”, dicen.