Iba a decir que In C es una de las piezas clásicas más populares de la segunda mitad del siglo XX, pero me imagino que eso de la popularidad hay que entrecomillarlo o ponerlo en cursiva cuando hablamos de composición contemporánea. Tampoco se me ocurren tantas obras de ese medio siglo que hayan logrado atravesar la frontera del público entendido (pienso, por ejemplo, en la tercera sinfonía de Górecki, especialmente en su segundo movimiento), a menos que incluyamos en el lote las bandas sonoras. Pero bueno, a lo que iba: no es que la pongan en supermercados y bares de pintxos, pero ciertamente el In C de Terry Riley, una composición que cumplió cincuenta años en 2014, se sigue interpretando con frecuencia en entornos muy diversos, incluidos algunos que no tienen tanto que ver con la música culta. Por ejemplo, el grupo japonés de psicodelia majara Acid Mothers Temple & The Melting Paraiso U.F.O. se atrevió a grabar una bonita versión de veinte minutos.
Ayuda a esa perdurabilidad que In C, puntal del minimalismo, sea una pieza flexible por definición: está escrita para un número indeterminado de intérpretes que pueden alargarla o acortarla cuanto gusten, hasta el punto de que, como suele decirse, podría prolongarse hasta el infinito si hubiese músicos dispuestos a hacer turnos. Se compone de 53 frases musicales repetidas al albedrío de los intérpretes, que ni siquiera deben (de hecho, no deben) pasar de una a otra al unísono e incluso están facultados para saltarse alguna. Y, de fondo, un do insistente hasta lo obsesivo (In C se traduce como En do) marca un pulso que suele aproximar esta pieza al krautrock y la psicodelia espacial. Ahora que Terry Riley está a punto de cumplir los 80, su obra más conocida se ha editado en una versión inesperada: Africa Express, el proyecto encabezado por Damon Albarn, ha enrolado a un montón de músicos africanos y a figurones del rock como Brian Eno o Nick Zinner para grabar In C Mali, con su buena provisión de marimbas, balafones y koras. El resultado es hipnótico y, en cierto modo, supone un retorno a las raíces, porque las estructuras repetitivas de la música africana sirvieron de inspiración al compositor.
Aquí tienen In C Mali, en directo, en un vídeo interactivo. Otra cosa es que les funcione tanta interacción.