Es costumbre de la casa recopilar de cuando en cuando los enlaces a cosas que he escrito por ahí y que guardan alguna relación con la música o la cultura pop. La mayoría son previas de conciertos que a estas alturas no sirven de mucho, porque lo que anunciaban ya se celebró o incluso se acabó suspendiendo, pero recopilar es gratis y queda bonito. Y, como hay gente aficionada a leer cosas muy raras, lo mismo tenemos por ahí a algún excéntrico interesado todavía por las estatuas de Kurt Cobain (en la foto) y otros vocalistas ilustres, el vínculo de Neil Halstead con el primero de la Velvet, la marcianización de la Alhóndiga por Mouse On Mars, la voz mediterránea de Eleftheria Arvanitaki, el repaso apresurado a las mujeres de Jagger, el retorno de Johnny Cash, las bandas rugientes del Fuzz In The City, los nuevos pelos de Europe, la multinacional hippie de Blues Pills, la rima consonante de Un Pingüino en mi Ascensor, el cierre de Discos Melocotón, la inquietante troupe de Diverse Universe, la tela de los pachucos, las vacas yonquis de McNamara, el glamour duradero de Michael Monroe, las cosas malas de Jace Everett, las familias roqueras del MAZ, la guitarra multitudinaria de Jennifer Batten, el manantial fadista de Cristina Branco, el viaje eléctrico del Kristonfest, el amado monstruo Eddie, los treinta años del Tetris y del Born In The U.S.A., el baile tristón de Trust, el pequeño António Zambujo sobre la barra de un bar, la selección del ARF, las palabritas amorosas de Extreme, el resumen videográfico del Bilbao BBK Live, la barbarie antípoda de The Drones, las baladas prohibidas de Airbourne, la mirada rock al Jazzaldia, los regalos de las fans a Abraham Mateo, las guitarras de Leiva y el viaje sonoro del Folk Getxo.
Y todavía queda una gavilla extra, la que reúne las noticias fósiles, esa sección mensual en la que me dedico fundamentalmente a copiar: es la actualidad más rabiosa de hace un siglo justo, con sus ciegos que desgarran escrotos, sus becerradas de peluqueros, sus bebés que juegan con hachas o son mordidos por cerdos, sus cocodrilos amaestrados y sus badajos asesinos. No tengo muy claro si eso es también cultura pop, pero al menos, por pura antigüedad, ya no caduca.