Ando aún con ese ánimo sombrío que deja el final de las vacaciones, pero, en fin, trataremos de buscar consuelo en el comienzo del curso musical y sus pequeñas alegrías. Como me he tirado la última semana en el espacio exterior, a las afueras de Monforte de Lemos, seguro que me han pasado desapercibidas un montón de propuestas vizcaínas, pero aun así me he extendido hasta los siete conciertos en siete recintos distintos, que es más de lo acostumbrado.
Hossmenaldia (Kafe Antzokia, día 5). No les voy a mentir, yo soy totalmente adeportivo y no conocía de nada a José Iragorri, Hoss, pero algo muy especial debía tener este hombre para reunir a tanta buena gente en este concierto de tributo. El periodista de Radio Popular, fallecido a finales de mayo, era un gran aficionado al rock, y eso da pleno sentido a esta velada en la que le rendirán homenaje Santiago Delgado y los Runaway Lovers, Los Brazos, Jare, Walk On Project, Travellin’ Brothers, The Fakeband, Doctor Deseo y M.C.D., en un apetitoso y emocionante bacalao musical.
Hexacorde & Vanesa Muela (Folk Getxo, día 5). Los conciertos de pago del Festival de Folk tienden hacia la fusión y hacia cierta modernidad, sin soslayar maravillas como esta, pero en las sesiones de tarde caben propuestas menos transversales. Aunque el nombre de Hexacorde suene casi a proyecto de música industrial o de electrónica vanguardista, el sexteto madrileño se dedica en realidad a explorar el repertorio tradicional de Castilla y León y otras comarcas del interior peninsular, y en esos viajes por la vieja España sus miembros se toparon con la vocalista y folclorista vallisoletana Vanesa Muela y acabaron enrolándola. El resultado de la suma es cautivador y desarmante, siempre que no sean ustedes alérgicos a estas cosas de la raíz.
MFC Chicken (Evidence, día 7). Los miembros del impetuoso quinteto londinense se describen con tanto acierto que dan ganas de no añadir ni una palabra: «MFC Chicken son un grupo que toca auténtica música rock and roll con saxofón, en canciones sobre comida rápida y corazones rotos». Sus temas, a la vez cerriles y elegantes, prometen poner a los espectadores a bailar como gallináceas y a darse cabezazos contra las paredes del Evidence.
Fuck Knights (La Nube, día 9). Qué ilusión me hace que vengan hasta mi barrio estos señores salidos de algún garaje grasiento de Mineápolis, que ya fueron canción de la semana en el blog hace un par de años. Con una discografía repartida por un montón de sellos y países, su energía desbordada parece un inicio ideal de temporada para La Nube, que también tiene la semana que viene a los italianos ramonianos Tough y las chicas madrileñas de Broken Lingerie. Todo por la cara. O, mejor dicho, por la voluntad, ya que hay un muñeco gigante de Conguitos esperando las cuantiosas donaciones. Ah, Fuck Knights son los de la foto de arriba.
The Mockers (Hika, día 13, y Golfo Norte, día 16). Los Mockers son algo así como virginianos de Estepona. A ver si nos explicamos: el caso es que sus líderes son estadounidenses, sí, pero se conocieron de chavales en la localidad malagueña, porque sus familias se habían afincado en Andalucía. Y de aquello les queda una fuerte querencia por España, que les lleva a girar con cierta asiduidad por nuestro país y a versionar en clave power pop a Los Secretos o a Mocedades. Más sobre eso, al final del post.
E-Force (Sentinel, día 18). Es casi surrealista tener en el minúsculo local de Erandio a un exmiembro de Voivod, histórica banda canadiense que, a pesar de su alucinada excentricidad, se ha codeado con todos los grandes nombres del metal. Pero sí, el amigo Eric Forrest, bajista y vocalista, se ha asentado en Francia y tiene fecha en el Sentinel con su banda: el grupo se llama E-Force, aprovechando el sobrenombre que utilizó para sus aventuras voivodianas, y practica un thrash agresivo y resultón, mucho más convencional que lo de sus antiguos colegas. Claro que eso es casi inevitable.
Extremoduro (BEC, día 20). A mí siempre me han gustado mucho Extremoduro, y ahora que se han hecho un poco mayores (y yo también) me gustan todavía más. La ley innata y Material defectuoso me parecen dos obras maestras de rock sin más adjetivos. No sé cuánto más necesitan convencer.
Y ahora, canten conmigo: eeeeereeees tuuuuuú…