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La frontera oriental

Ya que con el anterior post nos hemos metido en las negras harinas del black metal, vamos a continuar un ratito más en esa agradable compañía. Como de costumbre, empezaré admitiendo que mi relación con el estilo es superficial y caprichosa, algo que los seguidores más entregados suelen detestar, pero a lo mejor acabo dedicándole un 5 o un 6% de mi tiempo de escuchar música, que tampoco está tan mal en un mundo con tantos alicientes. Y, de vez en cuando, sobreviene el enganche: desde ayer, esa proporción de black metal en mi dieta sonora se habrá elevado por encima del 90%, porque estoy reproduciendo en bucle el nuevo disco de los ucranianos Drudkh, uno de esos grupos que siempre me obligan a confirmar la ortografía (ellos dicen que es sánscrito, pero los que saben sánscrito aseguran que no) y a lidiar con los escrúpulos morales. Porque los misteriosos Drudkh, en fin, siempre han sido un poco sospechosos de estar ahí, más a la derecha que la derecha. Me hace gracia cómo lo resume la Wikipedia en español: «Mucha gente cree que Drudkh pertenece a la esfera movimiento conocido como black metal nazi, dato que lo convierte en objeto de controversia. Entre otras cosas debido a que las ediciones en casete de sus trabajos han sido publicadas por el sello Oriana Productions, gestionado por un miembro del grupo nacional socialista (nazi) Nokturnal Mortum, y en una de las camisetas oficiales del grupo figura en inglés la consigna ‘Arte para la élite intelectual blanca’».

Pero, en fin, ellos sostienen que de nazis no tienen nada y, además, uno ya se ha encallecido tras tantos años de seguir a Burzum. El caso es que Drudkh acaban de editar un split con los británicos Winterfylleth y, de paso, han aprovechado para recopilar en un cedé sus tres piezas de ese disco y un par de epés publicados en 2007 y 2010. El resultado se titula Eastern Frontier In Flames y me encanta desde la primera canción (Fallen Into Oblivion) hasta la última (Recidivus, versión de Sacrilegium). De hecho, me gustan especialmente la primera y la última. En el listado abundan las versiones (hay otra de Sacrilegium, una de Master’s Hammer, una de Heyfeystos y una de Unclean), pero, como se imaginarán, yo no conozco los originales. Siempre trato de hacer proselitismo para que los oyentes refractarios al black metal abran un poco los oídos a esta música, así que aquí abajo tienen el disco. Si no les gusta, siempre pueden probar con el bonito y sosegado álbum de folk que Drudkh editaron en 2006.

 

Por Carlos Benito

Sobre el autor

Periodista de El Correo. Nací en Logroño, estudié en Pamplona, vivo y trabajo en Bilbao.


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