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Canción de la semana: 'Alfadanz'

He leído por ahí comentarios de fans que opinan que Varg Vikernes, el señor medieval de la foto de la derecha, perdió su talento en los años que pasó en la cárcel por matar a su compañero Euronymous y quemar unas cuantas iglesias. Dicen estos nostálgicos del viejo Varg que los discos de Burzum, su proyecto de black metal, eran mejores antes de la condena, incluso hay quien prefiere también la música que grabó dentro de la prisión noruega, cuando las circunstancias le obligaron a pasarse a una especie de folk esquemático y ancestral, desligado del tiempo y las circunstancias. Pero a mí, de verdad, me está asombrando su producción desde que salió de la trena, con álbumes en los que se muestra (quizá sea lógico) más libre que nunca, fiel a su sonido desolado y gélido, pero con muchos más recursos que en el pasado, sobre todo en lo que se refiere a la interpretación vocal.

Su nuevo álbum, Umskiptar (que significa metamorfosis, en plural), tiene el lanzamiento previsto para mayo, pero, como le suele ocurrir últimamente, se ha filtrado al mundo con un par de meses de antelación. Se basa en un poema noruego, Völuspá, sobre la idea filosófica del cambio: «Este concepto está elegido en un mundo que se dirige a una nueva Edad del Hielo, y por lo tanto se puede ver como una crítica de todos los movimientos políticos populares en nuestra era de mentiras», ha explicado en su web oficial, la vía que utiliza para comunicarse con su afición. «Como puede que sepáis ya, no tengo perfiles en Facebook, MySpace ni Twitter, ni nada parecido, y nunca los he tenido. No soy miembro de ningún foro ni de nada y nunca participo en discusiones online ni hablo por Skype ni nada de eso», comentó hace unos días. después de conectarse al «nido de víboras» de la red y comprobar que la gente se hace pasar por él y mercadea con su música. «Mis habilidades y mi experiencia con los ordenadores son limitadas: pasé 16 años en prisión, justo en el periodo en el que internet se hizo de uso común, y mi último ordenador antes de eso era un Amiga 500».

El caso es que el disco, muy difundido ya gracias a tantos «embusteros, impostores y ladrones», me parece magnífico, tanto que he tenido dificultades para elegir qué tema les colgaba. Al final he optado por Alfadanz, el baile de los elfos, quizá la canción más convencionalmente hermosa. Y, guau, creo que es la primera vez que escribo un post entero sobre Burzum sin referirme a su detestable ideología. Entre los nazis en la Luna de Laibach y el amigo Varg, vaya semanita llevo.

 

Por Carlos Benito

Sobre el autor

Periodista de El Correo. Nací en Logroño, estudié en Pamplona, vivo y trabajo en Bilbao.


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