Los grandes premios musicales suelen ser una cosa descafeinada, donde solo se tiene en cuenta a los artistas desactivados por los años y el uso, en una tendencia a elogiar lo superado que se nota con especial viveza en los apartados de metal. Caramba, los Grammy más recientes a «mejor actuación metalera» han ido a parar a Judas Priest y a Iron Maiden, esos pimpollos con ganas de comerse el mundo, y lo más parecido que encuentro en los últimos Premios de la Música españoles es Rosendo como «mejor álbum de rock». Por eso me llaman mucho la atención los Spellemann noruegos, que honran la tradición extrema del país con unas nominaciones impensables en otros lugares: este año figuraban entre los finalistas dos grupos de black metal (Vreid y los controvertidos Taake, con los que se montó un buen pollo porque en una canción dicen «al infierno con Mahoma y los mahometanos»), uno de metal experimental (Shining) y los metalcore Insense, a los que no conocía pero que, por lo que escucho, no suenan precisamente a hilo musical.
Se había levantado bastante expectación por si ganaban Taake, cuyas peculiaridades ideológicas -también han tenido alguna ocurrencia con esvásticas- obligaron al jurado a difundir una aclaración muy propia de un país civilizado: «En Noruega gozamos de plena libertad de expresión, y el jurado no tiene intención de censurar los contenidos». Pero al final se llevó el galardón el dúo Årabrot por su álbum Solar Anus, el ano solar, que homenajea al texto homónimo de Georges Bataille. El primer sencillo extraído del álbum se titula Madonna Was A Whore, lo que viene a significar, con perdón, Madonna era una puta. ¿Se imaginan lindezas de este pelo en otros premios? Eso sí, Årabrot de metal no tienen mucho…