Ya lo dijo el padre Cesáreo Gabaráin Azurmendi, nacido en Hernani, en esa canción suya que suelen entonar las fuerzas armadas para homenajear a sus caídos: la muerte no es el final. Y, desde luego, no lo es en este eterno retorno que domina la escena musical. Nos hemos acostumbrado a que todos los grupos se junten: vuelven los Stone Roses, los hermanos Reid se dirigen la palabra y avisan de que The Jesus & Mary Chain se reactivará cualquier día… Vamos, que uno escucha a Bono diciendo que U2 pueden disolverse el año que viene y piensa ya en la reunión de dentro de cinco o diez años, con gira mundial que batirá todos los récords de recaudación y de delirio colectivo. Lo que ya parece un poquito el colmo es que Brian May y Roger Taylor estén «rebuscando en viejos cajones» (la expresión es suya, de verdad) para encontrar material destinado a un álbum «nuevo» de Queen cantado por Freddie Mercury, de cuya muerte se van a cumplir veinte años este noviembre. ¿Qué les puede quedar traspapelado por ahí? Me imagino que cualquier maqueta que aún suene valdrá, sobre todo si tenemos en cuenta que ya editaron un disco post-mortem con pistas que había dejado grabadas el vocalista. Y, si se les agota el filón, siempre pueden probar con las psicofonías.
O también pueden recurrir a este señor, Marc Martel. Que le graben con algún radiocasete viejo, de esos que tendrán guardados en los famosos cajones, y lo cuelen como reliquia magnetofónica de Mercury.
http://youtu.be/NyC77mlkyXA