Habría que preguntar a otros viejos del lugar, pero yo no logro recordar un ensañamiento crítico tan violento como el que tiene por objeto a Lulu, el álbum que han grabado a medias Metallica y Lou Reed, Lou Reed y Metallica, lo que se ha dado en llamar LouTallica. La marcada personalidad de los protagonistas, unida a su distancia estilística, ya permitía augurar que el disco no iba a dejar satisfecho a nadie, pero las reacciones de disgusto y, ejem, asco que proliferan estos días están resultando la mar de divertidas. Casi bastan por sí mismas para justificar la colaboración. A mí me causó una honda impresión la encarnizada reseña de The Quietus que termina con la siguiente frase: «No solo Lulu es lo peor en lo que se ha involucrado cualquiera de los participantes. Es, muy posiblemente, un candidato para figurar entre los peores álbumes que se han grabado jamás». Paste ha analizado las canciones una por una y ha acompañado las críticas con valoraciones de su nivel de ridiculez. Y Stereogum ha celebrado la ocasión con lo que llaman una «fiesta de comentarios», un hilo abierto que los lectores consagran a masacrar el álbum: «Es el hombre elefante de los discos», afirma uno. «Me gustaría decir que, a partir de aquí, ya solo pueden mejorar. Pero me doy cuenta de que seguramente harán una gira para presentar este álbum, así que todavía no hemos tocado fondo», se aterra otro.

Yo solo he escuchado canciones sueltas y me han parecido muy indigestas y, sobre todo, extremadamente aburridas, pero tampoco una cosa tan terrorífica. Hombre, si comparamos Lulu con Berlin o con And Justice For All…, seguramente llegaremos a la conclusión de que se trata de una basura inmunda, pero si nos fijamos en la media de la producción discográfica actual, puede resultar incluso llevadero. A mis oídos, lo más intolerable son los coros de James Hetfield, que están ontológicamente reñidos con el estilo de Lou Reed, pero admito que temas como este podrían acabar gustándome si les dedicase el tiempo suficiente. Que no creo.