Alguien ha abierto las compuertas del mejor pop-rock español y la avalancha casi nos está arrastrando. En solo unas semanas hemos tenido discos nuevos de los nombres cruciales de la escena, o al menos de los que aquí consideramos cruciales, nuestro santoral particular: La Bien Querida, Manel, Lagartija Nick, Antònia Font y Fernando Alfaro, nada menos, sin olvidar a artistas a los que no he seguido tanto como me habría gustado, como el valenciano Parade. En fin, tardaré en procesar como es debido tantas palabras mayores, pero de momento ya estoy hecho un perro feliz con el álbum de Fernando Alfaro, La vida es extraña y rara. Confieso que soy uno de esos traidores infames que habían ido distanciándose de este hombre: Surfin’ Bichos se convirtieron en uno de los puntales musicales de mi vida, pero su siguiente proyecto, Chucho, me fue convenciendo cada vez menos, y hacía tiempo que ya no tenía tan presente la lírica del albaceteño, con sus rincones sombríos y sus destellos deslumbrantes. Por alguna razón, siento como si este nuevo trabajo empalmase directamente con los últimos capítulos de la banda matriz gracias a temas como este Camisa hawaiana de fuerza, con ese aire de bossanova que también (y tan bien) solían emplear Surfin’ Bichos, con ese estribillo sorprendentemente pegadizo y con esa letra irrevocablemente… alfareña.