A veces, el papel del telonero es muy ingrato: sobre todo en los conciertos grandes, es una verdadera papeleta tocar para un público a quien le resultas totalmente indiferente y al que, con suerte, sólo podrás arrancar unos corteses aplausos. Claro que, a veces, lo que es ingrato es el papel de espectador del telonero: hace poco mencionábamos lo que sufrimos la mayoría de los asistentes al concierto de The Pains Of Being Pure At Heart con el muy plomizo set de Atlas Sound, y todos nos hemos sentido desconcertados ante algún cartel que parecía diseñado con el único objetivo de que los grupos no hiciesen juego.
Pero también hay conciertos a los que uno iría sólo por los teloneros. De hecho, dos citas inminentes incluyen teloneros que ni siquiera merecen ese nombre: el martes, en Rock Star Live, los muy recomendables Isis se traen nada menos que a Circle (y también a unos tales Keelhaul a los que no conozco pero que, según el promotor, “son máquinas”). Circle son finlandeses y practican un rock que se supone experimental pero que, en realidad, es muy básico y se suele centrar en la repetición. Además, tienen el atractivo de estar bastante majaras, con un desequilibrio que les ha llevado a proclamarse apóstoles de “la nueva ola de la nueva ola del heavy metal finlandés”. Y el 17 de diciembre abrirán para Paradise Lost en el Antzoki nada menos que los suizos Samael, que son un nombre mítico de la hibridación entre metal y electrónica industrial -esa mezcla que en su momento resultaba casi escandalosa- pero en su último álbum se han marcado un cañonazo de black metal acelerado y asesino.
Les dejo con Circle en su versión noventera.