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Gárgaras y… ¡Barcelona!

Todo el mundo dice que Paul McCartney era el más moderno de los Beatles, el nexo entre el grupo y la música de vanguardia, pero Lennon acabó adelantándole a codazos, se dedicó a confeccionar discos experimentales con Yoko Ono –con sus cosas maravillosas y sus cosas insoportables– y quedó para la posteridad como el tipo realmente interesante. Di que Paul tampoco ha hecho mucho por su reputación al producir material edulcorado como Pipes Of Peace, ni ha sabido crearse un personaje estéticamente atractivo como el de su ex compi. Y, para colmo, ha tenido la buena suerte humana y la mala suerte mitológica de que ningún tarado le haya asesinado. Pero, de vez en cuando, al hombre le entran ganas de recordar que él era la conciencia contemporánea de los Beatles: ahora, coincidiendo con la nueva referencia de The Fireman –el proyecto que comparte con Youth, de Killing Joke, en lo que debe de ser una de las parejas más improbables de la historia de la música–, McCartney ha decidido resucitar la batallita de Carnival Of Light, una improvisación de 14 minutos que el grupo de Liverpool grabó en 1967 y que jamás se ha editado.

Paul, que fue el promotor de aquella iniciativa por encargo de un festival de música electrónica, tiene ganas de que el mundo escuche el tema de marras, supuestamente inspirado por los trabajos de Cage y Stockhausen. Esa es la síntesis chula. Ahora, veamos la descripción de un periodista que ha oído la canción: “Sonidos de batería y órgano hipnóticos, distorsionados, una guitarra solista distorsionada, el sonido de un órgano de iglesia, varios efectos (uno de ellos, gárgaras) y, quizá lo más intimidante, Lennon y McCartney chillando y berreando frases al azar como ‘¿Estás bien?’ o ‘¡Barcelona!’”. Miedito, ¿eh? Lo que me gusta de esta historia es que demuestra que McCartney no va de guay, y quizá sea ésta la razón de fondo por la que su imagen pública palidece frente a la leyenda de Lennon. En vez de ponerse académico y pomposo, como haría el 90% de los músicos, él explica así la grabación del tema: “Les dije a los chicos: esto es un poco autoindulgente, pero ¿podríais concederme diez minutos? Me han pedido que haga esto. Todo lo que quiero que hagáis es dar vueltas por estos cacharros y golpearlos, gritar, tocarlos… No hace falta que la cosa tenga ningún sentido. Dadle a un tambor, acercaos al piano y tocad unas cuantas notas… Y luego le ponemos un poco de eco. Es muy libre”. Ah, se me olvidaba: a mí siempre me gustó mucho Pipes Of Peace.

Por Carlos Benito

Sobre el autor

Periodista de El Correo. Nací en Logroño, estudié en Pamplona, vivo y trabajo en Bilbao.


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