Internet está mostrando al mundo algunos puntos débiles de la democracia chikilicuatre, esa que, sólo por quedar de guay, deja en manos de la masa decisiones de las que uno se puede arrepentir después. Les ha pasado a los Mets, el club de béisbol de Nueva York, que organizaron una votación abierta en la red para elegir la canción que iba a servirles de himno, con el admirable propósito de dejarla atronar por la megafonía antes de los partidos y unir a todo el público en una sola voz y una misma ronquera. A sus propuestas –cosas tan honestas y americanas como el Living On A Prayer de Bon Jovi– se sumó una aportación popular inesperada, el Never Gonna Give You Up de Rick Astley, que acabó arrasando en el referéndum. El promotor de la iniciativa se debió de quedar bailando el brinkindans, el crusaíto, el michaeljackson y el robocop, todo a la vez. Y aquí hago una pausa para menores de treinta: Rick Astley era un inglés pelirrojo que en los 80 cantaba para un equipo de productores llamado Stock, Aitken & Waterman, reputados por facturar la música más hortera de la década, aunque el bueno de Rick tenía una gran voz y ese tema en concreto es perfectamente defendible siempre que no sea como himno de un viril club deportivo estadounidense.
Los Mets han sido víctimas del fenómeno conocido como rickrolling, una de las bromas por Internet más exitosas de los últimos años. Su objetivo es impedir que se extinga la llama del Never Gonna Give You Up y, hasta ahora, su principal mecanismo habían sido los enlaces engañosos que conducen a páginas donde se muestra el videoclip de la canción: vamos, como si yo les digo que aquí tienen a El Duque desnudo y aquí, la escandalosa escena lésbica entre Elsa Pataky y Scarlett Johansson. Con la votación de los Mets, les bastó correr la voz por Internet para que todo el mundo se apuntase a la gracieta. Lástima que el club neoyorquino haya ignorado la decisión de la mayoría y se haya sacado de la manga una segunda ronda, que se dirimirá según las “reacciones” del público en el estadio. ¡Para que luego presuman de demócratas!