Los yanquis acaban de inventarse una nueva tendencia masculina: el menaissance, vamos, el renacimiento del hombre, algo así como elhombrenacimiento, que viene acompañado de la lógica retrosexualidad. No hace falta que se lo explique, ¿verdad? Barbas rasposas, dejadez indumentaria, afición por los deportes y la mecánica del automóvil, desinhibidos eructos cerveceros, camaradería de vestuario, humor castrense, virilidad a espuertas y cierta simpleza intelectual, si me permiten el exceso descriptivo. Vamos, un perfil que quizá en Estados Unidos recuerde a tíos guays como el Mike Delfino de ‘Mujeres desesperadas’, pero que aquí, con nuestras peculiaridades, quedaría más cerca de Jesús Bonilla en ‘Los Serrano’. Seguro que ustedes, insospechadas lectoras, ya se están frotando las manos ante este repentino retorno de la masculinidad más radical y preparando su propio womenaissance, para el que propongo como modelo a Florinda Chico.
A lo mejor estas tendencias existen de verdad, pero lo que me parece radicalmente falso es que sean sucesivas, que se acabe una y empiece otra. Porque, vamos a ver, ¿a cuántos retrosexuales conocen ustedes de toda la vida? Si no estuviese tan feo señalar, les haría una lista con nombres y apellidos, pero apuesto a que gran parte de ustedes son hijos de un auténtico retrosexual y, lo que es peor, de un retrosexual español o incluso vasco, porque me parece que en esto sí que vamos a estar a la moda.