Como explicaron Albert Einstein y Flash Gordon, el tiempo se dilata y se contrae, por lo que no importa demasiado si hoy es la fecha correcta, día más, día menos, o meto la pata. El caso es que se celebra el 40 aniversario de la emisión del primer episodio de ‘Star Trek’. Ya saben: el capitán Kirk, el señor Spock, el ‘Enterprise’, «súbenos, Scotty». Todo eso.
La tentación para cualquier evadido que se precie es comentar las ramificaciones dementes y/o musicales del serial de los astronautas en pijama del siglo XXV. Cosas como la marcianísima carrera cantarina de Leonard ‘Spock’ Nimoy o su afición por fotografiar señoras gruesas -aplaudida con entusiasmo por el compañero Benito, todo hay que decir-. Cosas como la no menos asombrosa discografía de William ‘Kirk’ Shatner, organizador también de partidas de paintball trekiano y objeto de culto de su propia religión.
Cosas, en fin, como la propia existencia de los trekkies, inexplicable para todos los que se aburren con ‘Star Trek’ en cualquiera de sus generaciones. Porque esta serie generalmente gusta a los aficionados a la ciencia ficción ‘hard‘, los mismos que se deleitan con novelones escritos por astrofísicos ‘nerds‘ sobre las peripecias de un neutrino en el borde de un agujero negro y así. Supongo que lo pasan en grande escuchando diálogos como «deriven toda la energía de las pantallas deflectoras a los compensadores de Heisenberg y así conseguiremos refractar la trayectoria de la nave fuera de ese agujero de gusano», ininteligibles incluso para Stephen Hawking hasta en uno de sus mejores días. Yo no le pillo el punto, pero es porque soy un zoquete. La ciencia ficción que me gusta es ‘El Imperio contraataca‘, ‘Galactica’, ‘Los siete magníficos del espacio’ e incluso ‘Star Crash’, protagonizada por la gran estrella del Festival de San Sebastián de este año. Así que lo único que consigo apreciar de la franquicia que ahora cumple 40 años es la película ‘Star Trek II: La ira de Khan’ porque tiene unas batallas espaciales estupendas.
Pero aún así, es un aniversario digno de celebrarse. ¡Felicidades, capitán Kirk!