Si hoy es martes, esta noche toca ver la tele. Creo que, desde aquellos domingos con ‘Expediente X’ de hace una década, no experimentaba esta sensación de levantarme con la ilusión un poco infantil de que llegue la hora de una serie. Me refiero, claro, a ‘House’, la historia de ese médico cojo, misántropo y borde -pero profesionalmente brillante y, se supone, moralmente bueno- que suele elevar las constantes vitales del índice de audiencia de Cuatro. El doctor Gregory House es interpretado de forma espléndida por Hugh Laurie, uno de esos actores británicos con un perfil tan interesante como el de sus personajes: además de estudiar en Eton y Cambridge, donde se tituló en Antropología e incluso remó en el equipo universitario, este tipo ha compuesto canciones, ha colaborado con el Daily Telegraph, ha dirigido programas y anuncios y ha escrito a cuatro manos -bueno, a lo mejor aún usaban boli y era a dos- con gente como Stephen Fry. De la serie, en caso de que no la sigan, qué les voy a decir: si les gustó ‘Médico de familia’, a lo mejor no deberían molestarse en verla, aunque seguro que House también se declararía fan de Emilio Aragón; si prefieren ‘Hospital Central’, imaginen a un Vilches más complicado, que atiende casos más interesantes y está menos sometido al yugo de la Seguridad Social, con unos guionistas que no buscan la lagrimita fácil sino la carcajada difícil. Su explicación a una paciente embarazada sobre el «parásito» que le ocupaba el útero fue de antología, pero hay tantas frases brillantes que Cuatro nos anima a votar por nuestras favoritas. Como la que soltó a un paciente después de recetarle… cigarrillos: «Casi todo lo que prescribo es adictivo y peligroso, la diferencia es que esto es legal».