Kike Turmix, ilustre rockero bilbaíno emigrado a Madrid, ha muerto. En los últimos días volaban por Internet correos electrónicos para avisar de que estaba muy grave con un cáncer de hígado y hoy se ha confirmado el fatal desenlace. Turmix era un personaje controvertido, marcado por su tendencia al exceso, pero nadie le puede negar su papel como dinamizador del rock de alto octanaje: «Con la edad que tengo, no sé hacer otra cosa. Menos el agujero del centro de los discos, hago de todo. Lo último ha sido montar una discográfica. Llevo giras de grupos, soy discjockey en bares, escribo en revistas, edito mi propio fanzine…», le contaba a Óscar Cubillo hace ocho años. Nosotros siempre lo recordamos encabezando a sus Pleasure Fuckers en el Subsuelo de Pamplona, en un intenso concierto junto a Los Bichos, y tampoco olvidamos cuando tuvimos que negociar con él para que nos escribiese una columna ‘anti-Rolling Stones’, de cara a la actuación en Bilbao que acabó suspendiéndose. A cambio quería… una entrada para el concierto. Genio y figura.