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Esto va de sexo

Cuando el maltratado es él

 

A raiz del último caso de maltrato de la mujer al hombre que nos ha llegado a la consulta nos hemos animado a volver hablaros de esta problemática  ya que en alguna otra ocasión lo hemos hecho. No son pocos los hombres que viven situaciones así, y aunque nos parezca mentira, por la diferencia de fuerza física que pueda existir entre él y ella viven amenazados por una posible agresión, no solo psíquica sino también física. La situación es angustiante y muy estresante para el que la vive, hombre o mujer.

El maltrato a los hombres no es una realidad fácil. No hay diferencia alguna en la vivencia que hace la mujer maltratada de la que hace el hombre. Si bien está menos protegido, si es que alguno lo está, que la mujer ya que generalmente se piensa que la violencia la ejerce más el sexo masculino y por lo tanto se presta menos atención a la contraria.

 Los hombres que nos han llegado siempre muestran vergüenza porque ven cuestionada su masculinidad o temen que el oyente se la cuestione. No pueden contárselo a nadie, si acaso a sus familiares más cercanos y siempre “endulzando” la situación, en muchas ocasiones temen no ser creídos: “¡¡¡Cómo se van a creer que ella, que es delgadita y menuda, me pegue o me tire objetos, si en la calle es pura dulzura!!!!”.  En otras ocasiones no entienden cómo les ha podido pasar esto y les cuesta aceptar que la persona de la se enamoraron se haya “transformado” y sobre todo se preguntan por qué lo siguen permitiendo y dónde acudir.

La mujer maltratada ahora se puede acoger a la ley de Violencia machista, e incluso hay casas de acogida para ellas, orden de alejamiento,… Y esto que tanto costó conseguir, ya está aquí, y estas mujeres se pueden proteger de esas maneras.

Pero para el hombre no hay una ley similar, no existe. Y la violencia de este tipo tiene otra denominación “Violencia doméstica”, donde también se puede pedir la orden de alejamiento, cosa muy recomendable para evitar situaciones no deseadas.

Existen asociaciónes para vosotros, donde poder asesoraros y donde poder encontrar apoyo emocional para resolver la situación. Pedir ayuda no es debilidad sino un acto de valentía donde reconocemos nuestra realidad, hecho que ha de darse para poderla cambiar.

Y para terminar pediríamos que la sociedad luchase y se sensibilizase contra todo tipo de maltrato independientemente de quién lo ejerza y sobre quién. Hablemos de violencia y penalicemos toda aquella conducta relacionada.

 

 

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Por Lurdes Lavado y Mertxe Gil

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octubre 2012
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