Recién terminada la temporada ciclista y comenzada la liga de fútbol hace dos meses, en ambos deportes podemos apreciar un gran movimiento de deportistas de un equipo a otro, pero con algunas diferencias:
En el caso el ciclismo, los corredores cambian de squadra cuando se les termina un contrato o, desgraciadamente, cuando un equipo desaparece y buscan fichar por otro. En el caso de Fabian Cancellara, por ejemplo, que tenía una cláusula de entre dos o tres millones, tanto el corredor como el equipo llegaron a un acuerdo para liberar el contrato.
Pero, en el futbol, con cláusulas que superan los 30 millones de euros, ¿un jugador ficha por el equipo que quiere o lo venden como si fuera un “esclavo”?
Conversando con un compañero, pusimos como ejemplo a Fernando Llorente, jugador del Athletic que está despuntando últimamente con la selección española y con su club, con el que marcó dos goles la pasada jornada.
Si el Real Madrid, por ejemplo, quiere hacerse con los servicios de Llorente, debería pagar su cláusula, pero el Athletic, que no lo quiere vender, todo queda en la decisión del jugador. Si él quiere, ya está, se marcha. ¿Pero si Llorente no quiere ir a jugar al Real Madrid y el Athletic lo quiere vender? El jugador está a merced de los intereses económicos y deportivos de ambas entidades, como si fueran “esclavos” del fútbol.
Veremos en el mercado de invierno como muchos jugadores posan en la foto con su nuevo presidente y decir que “formar parte de ‘X’ equipo de fútbol es lo mejor que le ha podido pasar” Esta claro que fichar por un Barça, Real Madrid o cualquier equipo de la Liga española de primera división es importantísimo para un jugador. Son asalariados por un club de fútbol, pero, ¿no se quedarían, en ocasiones, más contentos en el equipo de procedencia?