Lo llaman Europa League aunque todo el mundo sigue hablando de la UEFA. Ayer el Athletic se hizo un hueco entre los elegidos de esa competición con un ambiente de lujo en San Mamés –tradicional mosaico incluido- y un partido soso. Cuando uno lo tiene en la mano la celebración no es la misma. Miren por ejemplo las imágenes de la fiesta de los jugadores en 2004 que hoy publica EL CORREO y no les costará encontrar diferencias con el ambiente de ayer.

El gol fantasma en la puerta del Málaga –no aclara mis dudas la repetición que he visto- y el tanto salvado ‘in extremis’por Amorebieta fueron los escasos destellos de emoción de la noche. Recio adelantó al Málaga con un disparo cruzado e Iraizoz evitó poco después que los visitantes ampliaran su ventaja con una fenomenal parada en dos tiempos a una vaselina lejana de Baptista.

El árbitro señaló la pena máxima en uno de esos numerosos agarrones que recibe Llorente en el área. Una suerte, pero nada comparable con que, tras el disparo a la cruceta de David López, el balón golpeara en la mano de un defensa. Dos penaltis en minuto y medio. A la segunda, el riojano disparó con rabia y logró el empate. Bastaba para viajar a Europa. Aunque sea en Low Cost.