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Ángel Lázaro

El cascarrabias

La limpieza, según Ana Botella

Tarde o temprano tenía que pasar. Cuando uno (o una) se creen el rey del mambo, ocurre lo que ocurre. Y, además, la realidad siempre tiende a poner las cosas en su sitio. ¿A qué viene tanto rodeo, se preguntarán aquellos que aún me leen? Ni más ni menos que a unas declaraciones de Ana Botella, estrella rutilante de la polìtica municipal madrileña, que se ha metido en un bonito jardín.

Botella ha aportado una serie de fotografías con calles del centro, las más interiores y no tan turísticas, especialmente sucias y con malos olores. Sesenta puntos (entre otros Navas de Tolosa, Pez, Luna, Leganitos o Isabel la Católica) donde pernoctan más de doscientas personas en la calle que suponen “una dificultad añadida” a la limpieza del distrito. Condiciones que, además, se agravan con las acciones de grafiteros.

La concejala popular (de partido, que no de simpatía) ha insistido, sin embargo, en que el número de quejas ciudadanas recibidas a través de internet y del 010 en el mes de agosto no conlleva una “opinión especialmente negativa”. Pero por si acaso, ella lo suelta como que no quiere la cosa. Eso sí, la concejala asegura que el Ayuntamiento acomete un “esfuerzo especial” para ser “más eficientes en el uso de los recursos y en la atención de las necesidades”.

Ya lo dice un viejo refrán castellano “caga más un buey que cien golondrinas”, así que no es de extrañar que las calles donde pernotan los sin techo sean de las más sucias, aunque no sean ellos quienes contribuyan directamente a agravar el problema. Porque puestos a elegir, estoy convencido de que ellos preferían dormir en la Gran Vía o en los soportales de Las Cortes y la calle Serrano, protegidas por los leones del Congreso (Benavides y Malospelos , según la nomenclatura popular madrileña). Y la concejala preferiría que le dejaran expeditas las calles para que las brigadas de limpieza pudieran efectuar su trabajo en condiciones. Vamos, algo que me solía decir mi madre harta de todas las baldas de la biblioteca estuvieran llenas de libros, porque así no hay forma de quitar el polvo.

Si al fin y al cabo, la señora Botella hubiera ofrecido alguna alternativa para esos ‘sin techo’, a lo mejor se entendería su discurso. Pero en su estado de preocupación, el primer lugar lo ocupa el mobiliario urbano y no quienes se atreven a ocuparlo a todas horas porque no tienen otro pito que tocar. Ya ven que no ha estado muy afortunada la señora de Aznar. Pero tampoco nadie se puede escandalizar por sus prioridades.

Por cierto. La concejala popular ha descubierto que “no son iguales todos los pavimentos” y que “unos“son más fáciles de limpiar que otros”, para pasar a recordar que Madrid es la única capital europea con servicio de recogida de basuras diaria. Y reclama, como solución, “cambiar los hábitos” de la ciudadanía. Ahí es nada la osadía.

Por Ángel Lázaro

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