El hombre es un animal político ( zôon politikón) que dijo Aristóteles en uno de losprimeros capítulos de su obra ‘Política’. Según la definición del filósofo griego, la ‘cosa hombre’, despojada de su cualidad política, es idéntica a la cosa ‘animal’. Por lo que hombre equivale a animal (político); o algo similar. La cuestión, sin embargo, es que hay mucho animal en esto de la política o cuando menos, polìticos que dejan traslucir sin escrúpulos sus pensamientos más primarios, sin reparar en el sentido de sus palabras.
Perdonenme la retórica. Pero necesitaba que la entrada fuera lo menos brusca posible y, sin embargo, mostrar lo burdo que se puede ser haciendo analogías y asociaciones o paralelismos. Tan burdo como ha sido el eurodiputado del PP Carlos Iturgáiz que, para defender la inocencia de su compañero de partido Francisco Camps, se ha retrotraido, cuando menos, a los tiempos previos a la Guerra Civil, recuperando términos en desuso y fuera de contexto como el de ‘bolchevismo’.
Permítame que recurra a una definición al uso para los menos iniciados. “Ideológicamente se ha denominado así a la combinación de la lucha social anticapitalista con el nacionalismo, tendencia que desde la década de 1920 estuvo presente en cierto modo en el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). Para muchos estudiosos occidentales, se trata de una ideología esencialmente fascista, una glorificación del Estado como guardián de la unificación de las tradiciones nacionales con la movilización social y el colectivismo propios del comunismo”.
Carlos Iturgaiz ha recuperado el término, y lo ha elevado a la categoría de insulto. Para defender a Camps, ha explicado que las acusaciones contra el presidente de la Generalidad por el caso “Gürtel” han sido “montadas” por “hienas bolcheviques” a las que les molesta haber puesto a la Comunitat Valenciana en el mapa.
“Se ha montado contra Francisco Camps un planteamiento desde sectores de la izquierda porque ha puesto como referencia a la Comunitat Valenciana en España, Europa y en el mundo”, ha declarado el ex diputado vasco para salvarle los muebles a su compañero de partido
Además de un pelín casposo, el término elegido por Iturgaiz es arcaico, rancio y antediluviano; amén de inoportuno. El muro de Berlín cayó hace veinte años y ya los bolcheviques se habían extinguido, al menos, otros veinte años antes. Y tanpoco es que hubiera vestigios en Cuba o en China. El eurodiputado vasco se ha apuntado a las viejas tendencias guerracivilistas para clasificar a sus adversarios políticos.
Sin embargo, lo peor no parece la descontextualización del insulto, sino la defensa a ultranza que de Camps ha realizado y por el que asegura poner “las dos manos” en el fuego por la “honorabilidad y la lealtad” del presidente valenciano. La verdad es que vista las declaraciones del Tribunal Supremo, el ‘caso Gürtel’ puede causarle quedamuras de segundo grado al ex dirigente popular del País Vasco.
Y como colofón, invocó otro de los mantras del PP. “Jaime Mayor Oreja decía la verdad y tenía razón”, manifestó en alusión a las declaraciones que hizo el ex ministro de Interior acusando al Gobierno de seguir negociando con la banda terrorista. “Negociar con ETA implica entrar en un jardín sin flores”, destacó ante la concurrencia. Un jardín que hace tiempo que dejó yermo y que le llevó a Europa, alejado de la política nacional del PP.