Cuando uno pensaba que este país había salvado con cierto éxito los principales escollos (salvo el peor de todos, el terrorismo), la teoría se nos ha venido abajo por completo. Ahora resulta que el tema de la capitalidad no solo da que hablar, sino que va aponer en apuros a más de uno. Por no hablar de los sarpullidos que este tema está sacando en el cuerpo de los políticos vitorianos que, como en Fuenteovejuna, han salido en tromba a defender que el honor le corresponde a Vitoria.
No sentó nada bien en Vitoria que Azkuna les negara el carácter oficial de capital de Euskadi. Y desde que el alcalde de Bilbao nombrara la bicha, el tema no ha dejado ni un solo día de ocupar, no ya solo a los políticos, sino hasta los niños de teta nacidos en Alava. Honor a quien honor merece, parecen reivindicar los vecinos de la meseta que se siente dolidos con la disputa, en la que no creen pero que defienden como si les fuera la vida en ello.
Y todo porque Azkuna tuvo la feliz ocurrencia (al menos para el debate) de decir que Vitoria no es la capital de Euskadi, sino “la sede de los Servicios Comunes”. Vamos que el alcalde de Bilbao consideraba que la villa es “la capital de hecho” de Euskadi; reconocimiento que no solo se merece, sino que se le concede, por su actividad económica y financiera como por su población.
Así que ahora los grupos municipales del PNV, PSE y PP en el Ayuntamiento de Vitoria han aprobado una moción en la que se solicita al Gobierno vasco que “realice las modificaciones legales necesarias”, para señalar “inequívocamente” a Vitoria como la capital de Euskadi. Y no conforme con eso, el alcalde de Vitoria, el socialista Patxi Lazcoz, quiere que se “traslade el acuerdo al Parlamento, a la mesa y a los grupos. No me conformo con que se apruebe por mayoría simple, espero que haya un amplio consenso”, añadió.
Y como si de una una cuestión vital se tratara, los alaveses están poniendo toda la carne en el asador para que, de una vez por todas, nadie discuta su derecho a ser la capital de Euskadi, aunque el tema ponga sobre la mesa otras cuestiones que hasta ahora nadie ha puesto en cuestión. Porque son este tipo de cosas aparentemente inocentes las que más quebraderos de cabeza suelen producir porque todo el mundo tiende a pensar que su pueblo tiene más derecho que el vecino a lo que sea.
Así que a la capitalidad alavesa, le puede suceder la paridad electoral de los vascos, que algunos pueden traer a colación, disconformes con que los vizcaínos tengan los mismo representantes que los alaveses, cuando proporcionalmente le corresponden bastantes más. Y puestos ya a reivindicar, quizá a alguien se le ocurra sacar a colación aquello de los derechos históricos y los nuevos tiempos. Porque hay ocasiones en que es mejor no remover la cosas. En este país la cuestión territorial es uno de esos escollos que se han bordeado para evitar la colisión. De forma que ahora cada cual es muy libre de plantear un nuevo orden de cosas y complicar la vida a los demás.
Creo que esta reivindicación de la capitalidad va a producir mucho ruido, pero poca sustancia. No me creo que los vizcaínos del PNV vayan a quedarse de brazos cruzados y seguir callados ante el griterío alavés. Porque para gallitos de corral, Azkuna y Bilbao se bastan y sobran. Y ahora que vienen las elecciones, a lo mejor dejamos las cosas como están, no vaya a abrirse de verdad el tarro de las esencias y se ponga patas arriba el modelo territorial, la Ley de Territorios Históricos e incluso la modificación del estatuto con derechos forales incluidos. Y eso sí que da miedo.