¿De verdad que funciona la brújula de este Gobierno? ¿Vamos en la buena dirección? ¿El barco lleva rumbo? ¿Hacia dónde? Tengo más preguntas que respuestas, algo quizá demasiado habitual en un periodista, pero no en un político obligado a invertir el proceso, es decir, a tener más certezas que dudas. Sin embargo, me conformaría en este momento con que nuestro presidente tuviera una respuesta ante cada uno de los graves problemas que afectan a la sociedad española. Y mucho me temo que no es así. No creo que esta deriva se deba a un grave problema de comunicación, que también, sino a la confusión que se ha apoderado de La Moncloa.
Dejemos por ahora de lado a la oposición, que también tiene lo suyo. Vayamos al grano. La alarma sacude el país. No estamos ante un ejercicio de descoordinación en el día a día, sino ante un grave problema de imagen que sacude los cimientos del país. La situación comienza a ser preocupante; gravemente preocupante.
Los mercados internacionales desconfían de nuestros gobernantes. La bolsa reacciona negativamente a los comentarios sobre la acción del Gobierno y los españoles comienzan a creer (si no lo hacían ya) que no tenemos al mejor presidente que necesita un país en tiempos de crisis. Y he dicho que voy a dejar a la oposición al margen.
Hablemos del Gobierno. ¿Pero hay gobierno? Zapatero se ha empeñado en dirigir personalmente cualquier acción encaminada a combatir la grave crisis que lamina los cimientos económicos del país y se ha colocado, no ya en primera línea de fuego, sino ante el pelotón de fusilamiento. No tiene defensa posible. Es el blanco y el centro de todos los ataques, cuando los ministros están precisamente para eso: parar el primer golpe y que no afecte al presidente.
Con Zapatero, esto se ha hecho imposible. Todos los golpes van para él. Pero se lo ha buscado. Se ha colocado en el centro de la acción, por lo que es más visible que nunca. Y recibe todos los golpes que se lanzan contra el Gobierno. Ya ni con sus aliados, visto el discurso de Almunia, que nos mete en el mismo saco que Grecia y Portugal. Con amigos como estos….
Pero tiene razón Almunia y cuantos critican al presidente. Negó la crisis, tardó en reconocer el error, falló en el diagnóstico y parece que en la solución. Y lejos de conseguir vencer los miedos de la población, cada día que pasa nos somete a nuevos tormentos con medidas apocalípticas: más trabajo, menos salario, menos jubilación y mucho más tardía. Amén de las colas del paro que lejos de menguar, día a día son más gruesas y rondan ya los cinco millones de parados. ¡Qué desastre!
Por tercera vez repito que no voy a tocar a la oposición. Pero me quedo con muchas ganas. Tiempo habrá. Con la que está cayendo, Zapatero emprende viaje a Estados Unidos y participa en la plegaria en el Desayuno Nacional de la Oración que organiza el presidente Obama. Y no se le ocurre otra cosa que elegir un pasaje de la Biblia, del capítulo 24 del Deuteronomio. “No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas o un extranjero que vive en alguna de las ciudades de tu país. Págale su jornal ese mismo día antes de que se ponga el sol porque está necesitado y su vida depende de su jornal”.
Este hombre es masoquista. No solo tiene la herida abierta sino que no le importa hurgar en ella y hacerla que sangre aún más. Si en algún momento parecía la solución, parece cada vez más evidente que es parte del problema. Por acción u omisión.