Parece que existe una fiebre desmedida por renovar todo el material urbano de Bilbao. A las veinte obras (o más) que se han iniciado en la villa con cargo al plan Ñ (ese supuesto programa de contratación de personal en paro para acometer obras en la ciudad), se añade ahora otro plan más que obligará a un desembolso importante a corto y medio plazo. El Ayuntamiento de Bilbao tiene previsto renovar progresivamente los 6.374 contenedores de basura orgánica, envases ligeros, de vidrio y de papel y cartón que existen en toda la ciudad, según han informado fuentes municipales.
Los nuevos contenedores de basura orgánica y de envases ligeros que el ayuntamiento tiene previsto renovar son similares a los anteriores, aunque menos ruidosos. Sin embargo, en el caso de los contenedores de papel y cartón el cambio será más notable ya que su tapa no se abrirá y contará con dos bocas para introducir el papel y el cartón, una de 1 metro x 20 centímetros por un lado, y de 50 centímetros x 20 centímetros por el otro. Con ello se pretende evitar problemas y atajar el riesgo de que personas puedan entrar en los contenedores corriendo el peligro de no ser advertidos por los camiones de recogida.
Sin embargo, no por ello la villa va a parecer más limpia; más bien puede suceder todo lo contrario. Me explico, esas bocas reducidas de los contenedores quizá sean un handicap para el reciclado de ese material. Y es que ya se sabe que todos nos hacemos muy comodones a la hora de desprendernos de la basura. Pero si además nos vemos obligados a utilizar un cutter para recortar los cartones y papeles que no quepan en esos contenedores, me temo que se va a imponer la ley del mínimo esfuerzo.
Y para evitar la relajación de comercios y tiendas (los que mayor volumen de este tipo de basura generan), el Ayuntamiento pretende realizar batidas especiales de recogida en temporadas concretas en las que se generen más residuos. De lo contrario, por mucho recipiente que encontremos a la vista, a su lado se podrán acumular (como así sucede ahora) ingentes cantidades de material en el suelo, afeando notablemente el aspecto de las zonas que acogen estos contenedores.
Aunque lo peor de todo seguirá siendo (porque ya lo es ahora) la retirada de los igloos de vidrio que provocan un ruido considerable y afectan a la pacífica convivencia ciudadana. Y quien no se lo crea, que le pida al Ayuntamiento que le coloque uno de estos recipientes debajo de su ventana. El concierto tiene más decibelios que los de Botica Vieja durante las fiestas.