Por activa y por pasiva, Patxi López había dicho que su Gobierno iba a acabar con los espacios de impunidad de ETA y de quienes apoyan a los terroristas. Y que la Ertzaintza iba a tener un papel clave en esta materia. A los hechos me remito.

El Correo lo cuenta en su edición de hoy. “La Ertzaintza vivió la semana pasada un episodio sin precedentes en la historia de Euskadi. Agentes de este Cuerpo entraron en las herriko tabernas -bares y sedes de la izquierda aberztale radical- de Miraballes, Usansolo y Galdakao y retiraron las fotografías de presos etarras que se exhibían en los locales. Hasta ese momento, nunca la Policía había llevado a cabo una operación de este estilo simplemente para evitar el presunto delito de enaltecimiento del terrorismo que puede suponer la presencia de estos carteles. Unos días más tarde, el 8 de junio, la Ertzaintza inspeccionó un bar de Eibar dentro de una investigación rutinaria de drogas: además de encontrar ‘speed’ y hachís, volvió a descubrir fotos de miembros de la banda. De nuevo, fueron retiradas. Y poco antes, la Policía vasca había actuado con contundencia en Galdakao para retirar pancartas a favor de ETA colocadas en plena calle”

Para nosotros constituye un hecho excepcional, lo que es normal en todo país civilizado. Porque ni en Alemania ni en Francia, las autoridades permanecen de brazos cruzados cuando tienen constancia de un delito o se colocan ante sus narices fotografías que exaltan a criminales o que homenajean a los autores de hechos sangrientos. Pero aquí, durante muchos años, se ha mantenido una actitud permisiva, con ciertas conductas de la izquierda radical en la calle y en sus bares. Pero, el nuevo gobierno ha dicho basta. Y quiere acabar con todo tipo de «impunidad» para los terroristas y su entorno en los espacios públicos de Euskadi. Aún son muchas las víctimas que tienen que aguantar las burlas de mozalbetes (y otros ya crecidos hace años) y los desprecios hacia su sufrimiento, sin que hayan encontrado otra solución que el abandono de sus domicilios como si fueran culpables de algo.

Dice la información de El Correo que, el próximo paso será todavía más evidente: la consejería pretende una mayor presencia de ertzainas en la calle, una demanda habitual de bastantes ayuntamientos, que se quejan de escasez de patrullas autonómicas, y para ello se prepararán nuevas promociones de agentes, mientras aquéllos que desempeñan labores administrativas pasarán a funciones de seguridad ciudadana.

La calles debe volver a sus legítimos propietarios, los ciudadanos. Y estos sentirse defendidos y respaldados por quienes tienen la obligación de velar por el orden y la ley. Una minoría violenta no puede ganar esta batalla. Y los demócratas debemos sentir y ver que se protegen nuestros derechos y propiedades. Cuando consigamos liberarnos de ese yugo de odio y violencia sinsentido, los vascos nos sentiremos mucho más solidarios y libres.