ELA y LAB han calificado hoy de “fraude” y “tinglado” el diálogo social que promueve el lehendakari Patxi López y, tras insistir en el “éxito” de la huelga general del pasado 21 de mayo en el País Vasco y Navarra, han afirmado que “hay que seguir movilizando”. Adolfo Muñoz (ELA) y Ainhoa Etxaide (LAB) han realizado estas consideraciones en una rueda de prensa conjunta celebrada en Bilbao junto a dirigentes de las demás centrales que respaldaron la citada huelga general: Arantza Fernández de Garaialde (STEE-EILAS), Ainhoa Iturbe (EHNE), Estitxu Ugarte (HIRU) y Josu Balmaseda (ESK).
Todos ellos han subrayado lo “tremendamente positivo” de la jornada de huelga, han criticado la postura del Gobierno de López y su decreto de servicios mínimos, así como las “mentiras” y la “manipulación” que, en opinión de los convocantes, se han vertido sobre esa huelga al calificarla de política, y han apelado a la necesidad de seguir con las movilizaciones en defensa de la clase trabajadora.
El cascarrabias recuerda unas elecciones en las que Julio Anguita obtuvo pésimos resultados y, por toda explicación, el dirigente del PCE culpó a los electores por su ceguera y nos acusó de inmaduros por no ver las ventajas que nos ofrecía su partido.
Esa reacción tan sorprendente es parecida a la que tienen los convocantes de la huelga del pasado 21 de mayo. Debían de estar tan concentrados y metidos de lleno en los piquetes (eso sí informativos, que dicen ellos) que no se dieron cuenta de que el país pasó olímpicamente de su propuesta y, en su mayor parte, los trabajadores acudieron a sus centros de trabajo. Sin ir más lejos, en la Administración vasca, donde tienen la mayoría sindical, el paro apenas si tuvo incidencia (Osakidetza y Lakua por ejemplo estaban muy por encima del 90%).
La huelga fue un fracaso, si por fracaso se entiende que funcionaran los servicios y empresas fundamentales para la economía del país. EiTB, que sí aplicó a rajatabla los servicios mínimos, apenas si notó en sus audiencias la incidencia del paro, lo que dice mucho sobre la situación del medio público.
“Cuando uno viaja en coche oficial se va a tanta velocidad que se pierde la medida de las cosas reales”, dice Muñoz, quien ha indicado que “más de 55.000 personas nuevas desempleadas es suficiente razón para estar preocupados”. Y tiene razón, pero que se aplique el cuento antes de tirar la primera piedra. Cuando una empresa se puede permitir el lujo de permanecer durante catorce meses en huelga porque la caja de resistencia de un sindicato sostiene la protesta (no voy a citarla pero el caso es conocido en Vitoria), hay otros trabajadores que se pueden preguntar cómo es posible sostener tal medida sin que se resienta lo más mínimo la vida de los huelguistas y sus familias. ¿Verdad señor Muñoz?