Los sindicatos nacionalistas vascos, liderados por ELA y LAB, han convocado para este jueves una huelga general en Euskadi, como todo el mundo conoce ya a estas alturas. Esperan hacer visible en la calle que el país se paraliza y para ello harán todo los posible para que el paro sea especialmente total en el comercio y en el transporte. Dos sectores mayoritariamente dominados por los firmantes de la convocatoria de huelga.
Evidentemente no van a renunciar a los piquetes, sino todo lo contrario. Resulta curioso el llamamiento de la secretaria general adjunta a las autoridades vascas “para que respeten el derecho a la huelga”. Amaia Muñoa destacó ayer en un comunicado que ello “conlleva también la especial consideración a la labor de los piquetes”, y reclamó protección para los mismos. Muñoa pidió al Gobierno que “disponga de todos los medios a su alcance para preservar un derecho fundamental, el derecho de huelga”, que es “de especial protección”.
Por su parte, el consejero de Interior del Gobierno vasco, Rodolfo Ares, aseguró que el Departamento que dirige utilizará mañana “todos los medios” de los que dispone para garantizar tanto el derecho a la huelga de la ciudadanía como el de acudir a trabajar. Ares dijo asumir la convocatoria de huelga “también con todos los medios a nuestro alcance”, tanto para “garantizar el derecho a la huelga como para garantizar el derecho al trabajo”. “Para eso -precisó- contaremos con todos los medios de que disponemos, para poder garantizar ambos derechos”.
El consejero consideró “sorprendente” que determinados sindicatos convoquen huelga general “cuando el Gobierno acaba de constituirse y tiene, además, la mano tendida para practicar el diálogo en la mesa de negociación”.
El responsable de Interior ha puesto el dedo en la llaga, aunque los líderes sindicales nieguen la mayor y aseguren que no se trata de una convocatoria política. Defienden la movilización ante las polìticas neoliberales de los gobiernos vasco y español y porque la patronal apuesta por que sean los trabajadores quienes paguen una situación que no han generado. Un argumento que también hacen propio la izquierda ‘abertzale’, (que quiere aprovecharla para unir fuerzas soberanistas), Aralar y EA y del que el PNV se ha desmarcado desde el principio.
Lo que está claro es que la jornada de hoy servirá para medir fuerzas en la calle en pleno escenario de cambio político. Unos defendiendo el derecho a la huelga; otros tratando de evitar la coacción de los piquetes. Una prueba de fuego para el Ejecutivo de Patxi López que, sin comerlo ni beberlo, tendrá que afrontar un pulso que no quiere perder.