Es un estilo peculiar que algunos de los consejeros salientes van implantando sin ningún rubor. Al fin y al cabo, se sienten ganadores del proceso electoral y se ven desalojados de unas consejerías que pensaban mantener respaldados por las urnas. Sienten, al parecer, que tienen una deuda con el personal que les ha asesorado durante estos años y quieren pagarla, cueste lo que cueste. Y no se dan cuenta (¿o acaso lo saben y les da igual?) que están hipotecando el trabajo de los primeres meses de los nuevos consejeros que van a ocupar sus puestos. O quizá por eso necesitan controlar su legado y que sus sustitutos no lesionen su herencia, por lo que a golpe de decreto imponen a su personal.

Ahora le toca al departamento que dirige en funciones Tontxu Campos que acaba de elaborar una orden para cubrir nueve puestos en el servicio que lidera los principales programas de Innovación Educativa, el berritzegune central, entre ellos el de director. Esta nueva normativa, que la consejería trata de sacar adelante a pocos días de que se forme el nuevo Gobierno vasco y que se suma a la avalancha de decretos que ha aprobado Campos con el Parlamento ya disuelto, permitiría al equipo de EA mantener en esas plazas estratégicas a personal de su confianza, al menos un curso más. «Hipoteca de forma grave la actuación del futuro equipo», señalaron ayer desde CC OO.

No parece que el consejero vaya a atender las quejas de quienes critican que sigan ejerciendo el Gobierno y la tutela del departamento de Educación. La vida sigue y no parecen dispuestos a permanecer en funciones hasta que sean sustituidos con la puesta en escena del nuevo Gobierno. Van a funcionar hasta el final de su mandato, sobre todo para seguir colocando a los suyos. Una práctica éticamente dudosa, pero que no parece inquietar las conciencias del nacionalismo. Al fin y al cabo, durante treinta años se han acostumbrado a hacer y deshacer a su antojo y a cambiar incluso el reglamento parlamentario con tal de salirse con la suya.

«La consejería de Educación va a batir el récord Guines de elaboración de decretos y órdenes con el Parlamento ya disuelto», comentaron ayer desde Comisiones Obreras. En los últimos meses, la consejería ha aprobado los decretos de Bachillerato e Infantil, que declaraban el euskera lengua principal, el convenio por el que aumentaba la financiación de la red privada-concertada, el de mapa escolar o el de creación del Observatorio para la Convivencia. Por si acaso los nuevos tienen ideas propias y pretenden ejercer el cargo al dictado de la dictadura de Madrid. ¿Vale?