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Ángel Lázaro

El cascarrabias

Los obispos en política

No sé por qué se tienen que meter en estos charcos y por qué se empeñan en hacer política. Pero a estas alturas son como son. El cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Antonio María Rouco Varela, ha afirmado durante el discurso inaugural de la Asamblea Plenaria de la CEE que “el crimen del aborto ensombrece la historia de la humanidad”, refiriéndose así a la reforma de la ley que el Gobierno tiene previsto aprobar antes de verano. Por ello, el cardenal ha alertado a los integrantes del encuentro de que con la nueva legislación “se quiere reducir la democracia al mecanismo empírico”, mediante la aprobación de leyes que representen “simplemente un especie de denominador común de las diversas opiniones e intereses presentes en la sociedad, aun cuando lo que esté en cuestión sea el derecho fundamental a la vida”.

Habrá quien sostenga que la declaración de Rouco es coherente y tiene su lógica, desde el punto de vista religioso o/y ético; pero evidentemente no desde el político, porque la Conferencia Episcopal sólo habla para los católicos. Incluso muchos que se declaran católicos no comulgan con las ideas de la Iglesia ante este tipo de situaciones.¿Por qué la ampliación del aborto socava la democracia? ¿Acaso no fue un Parlamento, elegido democráticamente, quien aprobó la ley? ¿Y por qué ese empeño en desligitimar a un Gobierno que ha salido de las urnas?

La nueva ley puede tener errores (seguro que los tiene)y puede resultar molesta a una parte de esta sociedad. Pero una vez salga del Parlamento, tendrá respaldo jurídico y, por tanto, todo el mundo estará sujeto a ella, como al resto de leyes que emanan del Legislativo. Los obispos -y los católicos- podrán criticar lo que ellos consideren conveniente, ya que defienden el derecho a la vida “desde el momento de la concepción hasta la muerte natural”.

Pero las mujeres que quieran abortar y se encuadren en los supuestos que ampara la ley, tendrán todo el derecho del mundo a hacerlo sin esperar ninguna represalia por ello. Por mucho que Rouco y sus compañeros de la Conferencia Episcopal se empeñan en demonizar a los que defienden la ley, no tendrán más remedio que aguantarse (y patalear, si quieren) si el Parlamento acaba por aoprobar la ley.

Por no entrar a comentar la otra frase de su discurso de presentación cuando habla de “ensombrecer la historia de la humanidad”, porque Roucio no debe acordarse de lo de Galileo, las cruzadas, la inquisición o el apoyo a dictaduras como la de Pinochet, Franco, Musolini o Hitler. Con la Iglesia hemos topao.

Por Ángel Lázaro

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