Estamos en crisis. A estas alturas del año, nadie en su sano juicio se atreve a pronosticar una salida fácil para la situación económica. Hay quien asegura, incluso, que lo peor aún está por venir. Pero los de Bilbao no nos arredramos tan fácilmente. Que para eso somos de Bilbao.
Ahora resulta que el Ayuntamiento de la capital vizcaína se hace eco de las críticas de sus habitantes y decide cambiar las baldosas para ciegos que durante todo el año pasado se colocaron en las aceras de la villa. Lo cuenta magníficamente El Correo en sus páginas locales. El Ayuntamiento apuesta por cambiar el paso: tras gastar el año pasado cerca de un millón de euros en crear rebajes de acera y pavimentarlos con baldosas para ciegos, ha considerado las protestas de los bilbaínos sobre los resbalones y la incomodidad que causan estas losetas -ese firme rojizo con salientes para que los invidentes puedan orientarse y llegar a los pasos de peatones- y se ha puesto manos a la obra para implantar un nuevo adoquín especial que ya se ha empezado a colocar, a modo de prueba, en algunos puntos de la villa, como en zonas del centro y Santutxu. En esta búsqueda de soluciones, «las quejas han pesado mucho -admite José Luis Sabas, concejal de Obras y Servicios-. Trabajamos para la ciudadanía y tenemos que hacer cosas que sirvan, cómodas y accesibles para los ciudadanos».
Ya lo ven. Nos han hecho caso y han decidido parar el carro y cambiar el paso. Eso sí; el millón de euros que se han gastado hasta ahora en la operación baldosa, irán a parar a la basura. Total, a escote nada es caro y como pagamos todos… Ahora han decidido hacer pruebas con las nuevas losetas. No vaya a a ser que cuatro cascarrabias le digan al Consistorio que ésas tampoco valen. Dejo una pregunta en el aire ¿Ah, pero con las otras, con las que ahora van a quitar, no se han hecho pruebas?
Desde el Ayuntamiento que preside Azkuna se explican las dificultades que lleva hacer una baldosa digna para las pisadas de los bilbainos. Porque, dicho sea de paso, los de la villa no pisamos en cualquier baldosa, oiga usted, que para eso decidimos nacer en la capital vizcaína. Crear el nuevo modelo, que lleva la tradicional roseta de la ‘baldosa de Bilbao’, «no ha sido cosa de un día». De hecho, los técnicos municipales, en colaboración con la empresa que les surte de adoquines, han tardado «casi un año» en dar con un prototipo que, si pasa la prueba de fuego -es decir, el beneplácito de los vecinos de la villa-, sustituirá progresivamente al firme podotáctil actual, que sólo el año pasado fue colocado en 150 puntos.
Ya lo saben ustedes.No se pongan muy tiquimiquis con el nuevo firme de las aceras de la villa, porque en el Ayuntamiento se han vuelto muy susceptibles con las críticas y son capaces de volverles a cambiar. Aunque suponga gastarse otro millón de euros. ¡Que se note que somos de Bilbao, coño!