No me quería meter en política. Los más viejos del lugar recordarán aquel dicho de Franco a un periodista cuando le hizo una pregunta que el general consideró complicada. “Joven, haga como yo, y no se meta en política”. Mi sangre de cascarrabias, sin embargo, me obliga a escribir este apunte.

Mientras comía, en la tele he visto como el PP en bloque salía en tromba y arropaba a su líder, Mariano Rajoy, en una comparecencia inédita ante los medios de comunicación. Todos los miembros de la ejecutiva nacional del partido respaldaban a su presidente y apoyaban el mensaje que lanzaba ante los medios. El partido fundado por Manuel Fraga “rompe cualquier interlocución” con el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, al tiempo que pide la recusación del juez Baltasar Garzón. Los populares se sienten víctimas de una “cacería” por las implicaciones de las últimas semanas de cargos del PP en una presunta trama empresarial. “Esto es una trama contra el Partido Popular”.

A estas alturas, me da igual que alguien piense que apoyo a los socialistas. Tampoco estos estuvieron a la altura ante casos como el de Filesa o Roldán. La reacción de los responsables del PSOE fue casi idéntica a la del partido que tiene en sus filas a personas como José María Aznar. Este y otros dirigentes populares se encargaron de pasear durante años los comportamientos de los socialistas en estos casos para descalificar al contrario e impedir que accedieran al poder.

Y ahora ellos caen en el mismo discurso y se ponen la venda antes de que la herida llegue a sangrar . El líder’popular ha quitado hierro a la implicación del partido en la trama de corrupción, que se ha saldado de momento con más 30 imputados, entre ellos dos cargos locales del PP, y seis detenidos. “No vamos a permitir que se juegue con el honor de millones de personas”, ha sentenciado hoy Rajoy. Y la emprende contra las instituciones del Estado (Ejecutivo y Justicia), del mismo Estado que él dice defender como patriota español. ¡Qué poco se le nota!