No hay declaración de guerra. La Policía Municipal de Billbao niega que haya declarado las hostilidades a las discotecas por exceso de aforo. Así lo cuenta hoy El Correo en sus páginas de Ciudadanos. Pero en la calle, la sensación es precisamente la contraria.
Puede ser casualidad, pero en los últimos tiempos el peso de la ley ha caído sobre varios locales nocturnos. Al cierre del Kafe Antzokia y el Mao Mao, puede seguirle ahora el del Congreso, donde el domingo se contabilizó un aforo que triplicable el autorizado. Desde el Ayuntamiento, sin embargo, explican que las acciones punitivas son una casualidad.
Puede que lo sea, pero la ciudadanía está un tanto mosqueada con este asunto. Cierto es que las autoridades están, entre otras cosas, para velar por la seguridad de los clientes de estos locales. En caso de que se produjera un accidente grave, los munícipes locales estarían en el centro de todas las miradas. Y la ley está para cumplirse.
Los empresarios, sin embargo, están que trinan. Son tiempos de crisis y hay que capear el temporal como sea. Poner trabas al negocio, puede suponer la quiebra de alguno de estos locales. En definitiva, que no ven la iniciativa municipal que defiende Azkuna con buenos ojos.
Conciliar las dos posiciones es una labor difícil. Pero ambas partes deben ponerse de acuerdo de inmediato. Unos para evitar jugar con la seguridad de sus propios negocios; los otros para hacer cumplir la ley, pero sin atenerse a la literalidad de la misma. De lo contrario, si el alcalde sigue con esta cruzada y continúa el cierre de locales nocturnos, la ciudad se ve abocada al botellón. Y eso sí que sería un grave problema.