La imaginación al poder. Este fue uno de los lemas que puso en marcha Mayo del 68. El cascarrabias no es tan viejo, no os vayáis a creer, pero alguna cosilla se le ha quedado de su época de estudiante. A la cuestión. Hoy me he cabreado mucho. He abierto tres páginas webs y en las tres había otros tantos reclamos publicitarios de esos que vienen a decir: “te ha tocado”. Eres el afortunado del día.
Si te lo has creído, eres más tonto de lo que pareces. Porque esa misma suerte recae sobre todos los que entran en esas mismas páginas y a esas mismas horas. Y no es cuestión de premiar a centenares de personas con el viaje de turno, la estancia en no sé qué hotel de mil estrellas o el maravilloso coche de rigor. Y, la verdad, el anuncio no es nada imaginativo, sino todo lo contrario. Quizá sea ese el atractivo del reclamo.
Pero no. Ni te ha tocado ni nada que se le parezca. A lo mejor entras en un sorteo (si es que lo hay porque nunca dicen ni cuándo ni dónde) y quizá te notifiquen que has entrado en la rifa… del cerdo.
Señores y señoras. Seamos serios. Eso se llama, en cristiano, engañar. Es publicidad engañosa . Y se puede denunciar. Pero somos tan gilipollas que ni tan siquiera queremos defendernos con las armas que la ley pone en nuestras manos. Y claro, así nos luce el pelo. Porque si estos señores que nos ofrecen tanto pasaran por el juez, seguro que ya no volvían a tocarnos las pelotas. No sé qué es lo que más me cabrea: que nos tomen por tontos o que aguantemos tanta tontería. ¿No es lo mismo?