Los gobiernos de todo el mundo han apostado estos últimos años, en mayor o menor medida, por la energía nuclear. Y lo seguirán haciendo, a pesar de la moratoria de unos meses provocada por la catástrofe de Fukushima. ¿Por qué lo harán? Pues por esto:

“Necesitamos” cada vez más energía y, seamos sinceros, a día de hoy, únicamente nos la puede dar, toda la que queramos, la energía nuclear. Así que los gobiernos están condenados a seguir con las centrales nucleares.

Pero volvamos un momento para atrás. ¿Son realmente seguras las centrales nucleares? En la mayor parte de Europa vivimos una larga época de paz, que nos hace no ver ciertos peligros. Pero, lamentablemente, la historia nos muestra que las guerras terminan siempre por volver. Ojalá no sea así pero, vista la historia, la guerra terminará volviendo. Y en caso de guerra, nada más peligroso que una central nuclear y sus desechos radiactivos. El enemigo no tiene más que bombardear las centrales nucleares para provocar una catástrofe sin precedentes. Muchos pensarán que somos muy pesimistas aquí pero ¿y si hablamos de grupos terroristas como Al Qaeda?

Acabamos de tocar el verdadero gran problema de las centrales nucleares: los residuos radiactivos. Se trata, por mucho que nos cuenten, de un problema no solucionado. Ahora mismo se entierran en los llamados cementerios nucleares, ultraseguros, como no. O no tanto. En Alemania tienen serios problemas en el cementerio nuclear de la mina de Asse. ¿Realmente es seguro acumular residuos radiactivos en un proceso sin fin? ¿Y si un terremoto se carga uno de estos cementerios y sus radiaciones salen o se filtran? El tema, se quiera o no, es que ahí quedan. Por muchísimos años.

¿Tenemos alternativas a la energía nuclear? Pues si seguimos con esta tendencia al crecimiento desenfrenado, no. Prácticamente todos los años escuchamos que tal o cual día se batió el record de consumo de energía en un día. Necesitamos más y más.

¿Existe solución y podemos prescindir de la energía nuclear? Pues claro que sí, aunque no creo que nosotros la veamos. La solución, como de tantas cosas, es la sostenibilidad, el crecimiento sostenible. Ahorrar. ¿Realmente necesitamos tanta luz pública? ¿Porque se permiten, hoy en día, construir, por ejemplo, centros de trabajo que necesitan luz artificial en pleno día?

La cuenta que tendrían que hacer los países es ver de que cantidad de energía limpia disponen. Y consumir en base a eso. Si no desperdiciáramos tanta energía e ilumináramos de manera eficiente, nos sorprenderíamos al comprobar que tenemos energía de sobra. Lo que hay que hacer es racionarla bien.

Pero no nos engañemos. Ese es un mundo que no conoceremos. Pensamos que somos seres racionales pero, como grupo, somos tan irracionales como el resto de las especies animales. Lo arrasamos todo, como hacen las langostas con los campos en África.

Y permitidme terminar con una pequeña reflexión en la que nadie parece caer en la cuenta. Nos venden el coche eléctrico como el no va más de la ecología. Para el 2050, todos los coches eléctricos, dicen hoy ¿De donde saldrá la energía necesaria si un día todos los coches del mundo son eléctricos? Pues de las centrales nucleares, claro. ¿Son entonces realmente ecológicos los coches eléctricos?