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Manu Arregi Biziola

El navegante

Nucleares ¿no gracias? (I)

Esta entrada participa en el Carnaval de la Física que en la edición del mes de marzo acoge Vega 0.0

La energía nuclear está, desgraciadamente, de moda. Como sabéis el terremoto y el posterior tsunami en Japón nos han traído de vuelta el miedo a las centrales nucleares,un miedo que habíamos ido dejando atrás por la ausencia de accidentes graves durante largos años. Antes de entrar en materia, algunas aclaraciones a cosas que se han ido escuchando por ahí.

Estos días atrás hemos oído hablar mucho de fusión en la tristemente famosa central nuclear de Fukushima. Se trataba, en cualquier caso, de la fusión del núcleo de la central. De las paredes, para que nos entendamos. Las paredes se fundían debido al fuerte calor producto de los residuos radiactivos. La central se detuvo el producirse el terremoto, así que no hay peligro alguno que se produzca en la misma ninguna reacción nuclear distinta de las emisiones de los núcleos radiactivos que quedan como residuo.Tenéis un buen relato de como se sucedieron los hechos en Ciencia Kanija.

La mayor metedura de pata que hemos escuchado estos días (ha habido muchas) es, probablemente la de los presentadores de TV que se referían, directa o indirectamente, a la fusión del uranio. El uranio no se fusiona (de unir). El uranio se fisiona (de dividir). Recordemos, por encima, que son la fusión y fisión nucleares.

Fisión nuclear

Un neutrón lento entra en un núcleo de uranio 235 (el isótopo fisionable). Lo inestabiliza y rompe en dos núcleos menores, además de emitir neutrones sueltos. Si estos neutrones entran a su vez en los nucleos de uranio vecinos, estos también se rompen, comenzando la reacción en cadena. La capacidad que tenemos de controlar estos neutrones producto de la fisión hace posible la fisión controlada del uranio. Obtener energía sin que aquello nos explote entre las manos, vamos. Esta es la fisión, en un esquema.

El problema, como sabemos, es que los residuos de la fisión no son nucleos estables, sino radiactivos. Es decir, emiten partículas en sucesivas desintegraciones, emisiones dañinas para la salud.

Fusión nuclear

Es, básicamente, lo que hace el Sol. Unir núcleos de hidrógeno que dejan como residuo helio, gas inerte e inofensivo. Si lo lográsemos hacer de manera controlada (fusión fría), sería la solución para nuestros problemas energéticos pues la Tierra no retiene helio en la atmósfera, por ser demasiado ligero. De hecho el helio tiene ese nombre porque se identificó antes en el Sol (el Helios griego) que en la Tierra. Desgraciadamente no hemos logrado hacerlo ni tiene pinta de que se vaya a lograr a medio plazo. Esta es, en esquema, la fusión nuclear solar. Aclarar que el tritio y el deuterio son isótopos del hidrógeno (un protón todos, por ser hidrógeno, pero diferente número de neutrones)

Vayamos, por fin, al objeto de esta entrada. Apenas unos días antes del desastre de Fukushima, Docuciencia publicaba un interesante documental: Energía nuclear: ¿el fin de un tabú? Merece ser visto, porque nos pinta como estaba el panorama justo antes del terremoto de Japón. Muchas cosas interesantes, pero destacaría que explica como fuimos pasando del miedo y desprecio a lo nuclear a una relajación, confianza o aceptación, como cada cual lo quiera etiquetar. Gobiernos que apostaban por el desmantelamiento de las centrales nucleares han ido reculando y cambiando de postura. Ponemos el vídeo (en cuatro partes) y luego un poco más. Los que naveguéis con Crhome encontraréis desordenadas las partes. Todas están etiquetadas, así que no hay problema (aparte de la incomodidad).

La segunda parte del artículo, el lunes.

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