Tengo la suerte de impartir la asignatura optativa de Astronomía en la Ikastola Aranzadi de Bergara desde el curso 98-99. Contando esta, 11 promociones ya, capeando con más suerte que en otras comunidades los embates de los continuos cambios educativos, que se llevaron por delante el Taller de Astronomía como asignatura optativa.
Uno de los principales objetivos de la asignatura es descubrir el cielo a los alumn@s, enseñarles el camino, con la esperanza de que algún día, tras superar las etapas por las que les tocará pasar, lo redescubran por si solos.
Todos los años procuramos hacer una primera observación en otoño. La hicimos el martes pasado. Aunque sólo algunos de los alumnos de 3º de la ESO eligen esta optativa, alumnos de otras optativas se apuntan también a la observación. Para librarnos un poco de la contaminación lumínica, subimos andando al cercano alto de San Miguel, en las afueras de Bergara.
La noche no era de las buenas. El viento sur es sinónimo, en esta zona, de turbulencia y malas condiciones. A cambio, la temperatura suele ser más alta de lo habitual en una noche de otoño y la humedad, terrible enemigo estando cerca del mar, desaparece.
Os cuento lo que hicimos ayudándome de las fotos con las que monté el timelapse que, si alguno prefiere ahorrarse el rollo, puede ver al final.
Mientras ellos/as suben a pie voy montando el telescopio. Alguno se aventura a subir en bici y me acompaña subido en cualquier lado.
En realidad lo que más me interesa es que descubran que el cielo está lleno de constelaciones. Para ver la Luna no hace falta subir hasta aquí. Previamente hemos trabajado las constelaciones y los movimientos aparentes del cielo en clase. Y hemos visto Furia de Titanes, película de 1981 en la que los protagonistas son precisamente los personajes mitológicos que aparecen en el cielo de otoño. Aquí podéis ver el combate entre la medusa y Perseo.
Por cierto, en 2010 llega una nueva versión de esta película. Promete, pero le costará superar el encanto de la original. Aquí podéis ver el trailer.
Para empezar, hay que situarse y localizar la polar. En ello estamos en la siguiente foto. En esta época la Osa Mayor roza el horizonte norte a primeras horas de la noche. Ahí la tenéis. Y prolongando las dos últimas estrellas de la derecha de la osa, localizamos la Estrella Polar. Justo al lado de la luz roja de la antena.
Una vez orientados, es momento de ir saltando de constelación en constelación. Pegaso, Perseo, Casiopea, Pisces,… En ello estamos en esta foto.
Llegó por fin el momento de poner el ojo al telescopio. Ordenada cola y a observar. Júpiter, la Luna, la galaxia de Andrómeda, la estrella doble Albireo,… No era la mejor noche, pero puede valer para estrenarse. Siempre elegimos luna creciente para la primera observación. Si la primera vez que mirar por un telescopio ves la Luna, seguro que te gusta. La sorpresa agradable es que, desde allí, y en pleno corazón de Gipuzkoa, ¡¡¡¡aún se ve la Vía Láctea!!! Débil, pero debido en gran parte al brillo de la Luna creciente. Sin Luna seguro que se ve. Volveremos, porque prácticamente ninguno de los alumnos la ha visto nunca. Foto de grupo para terminar y hasta la próxima.
Aquí va el timelapse. Son unas dos horas reales resumidas en 43 segundos. A destacar como va rotando todo el cielo respecto a la inmóvil Estrella Polar. Para más detalles del timelapse, verlo en vimeo. Y, como siempre, se aprecia mejor a pantalla completa.