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Íñigo Domínguez

Íñigo Domínguez

La UE e Italia se desentienden oficialmente del rescate de inmigrantes

Salvo que por un milagro dejen de llegar inmigrantes por el Mediterráneo rumbo a Italia, en la próxima tragedia habrá que acordarse de la fecha del 1 de noviembre de 2014. Cuando la UE e Italia empiecen a echarse la culpa se remontarán a ese día, el día en que Italia cerró la operación Mare Nostrum y oficialmente deja de rescatar en alta mar barcazas de desesperados, la mayoría refugiados. En un año ha salvado a más de 100.000 personas, la mayor avalancha de inmigración en décadas. Pero nadie seguirá con el trabajo. Como ya no salen muertos en la tele y el mal tiempo reducirá las travesías desde el norte de África, se notará menos. Luego ya se verá. De hecho es muy curiosa la escasa repercusión que ha tenido en los medios este traspaso de competencias.

Se supone que a Italia le da el relevo una operación comunitaria llamada Tritón, un pálido sucedáneo. En un juego de desplantes entre la UE e Italia, desde Bruselas subrayan que se trata sólo una acción complementaria que no sustituye a Mare Nostrum, que se limitarán a vigilar las fronteras sólo hasta 30 millas de las costas italianas y admiten que, de momento, sólo tienen dinero para dos meses. Aún debe renovarse la partida de 2016. Mare Nostrum le costaba a Italia nueve millones al mes, y Tritón tiene de presupuesto 2,9. Lo cierto, como acusan la ONU y organizaciones como Amnistía Internacional (AI), Médicos Sin Fronteras y Save The Children, es que nadie saldrá ya a salvar mar adentro las maltrechas naves que se hunden y toda esa gente a partir de ahora simplemente morirá. Gil Arias Fernández, presidente de Frontex, la agencia europea de fronteras responsable de Tritón, ha sido muy claro: “Tritón nace para vigilar las fronteras, no para operaciones de búsqueda y socorro”. La UE espera que de eso se siga ocupando Italia, como buenamente pueda.

Mare Nostrum ha sido un encomiable esfuerzo de Italia que nació tras la conmoción por la muerte de 366 inmigrantes en la isla de Lampedusa en octubre de 2013. (En la foto, el entonces primer ministro italiano, Enrico Letta, y el presidente de la Comisión de la UE, Jose Manuel Durao Barroso, ante los féretros ). En plena emergencia, y con la plana mayor de la UE compungida ante los cadáveres, Italia se ha lanzado durante un año a salvar a todo el que hallara en medio del mar. Entretanto ha seguido el eterno debate: Roma reclama a la UE más apoyo, porque considera que es un problema humanitario europeo, pero el resto de países son reacios a arrimar el hombro. Es más, Gran Bretaña ha anunciado esta semana que no participará en Tritón porque cree que los rescates son un error: “Crean un factor de atracción involuntario que incita a más inmigrantes a intentar la peligrosa travesía”. Proponen concentrarse en los países “de origen y tránsito” de la inmigración, algo bonito de decir pero por lo que nadie ha movido un dedo. Sería recomendable encontrar una alternativa a estos viajes suicidas, permitiendo pedir asilo en zonas próximas a los lugares de conflicto, si se considera que la mayoría son potenciales refugiados: el 63% de las personas que llegaron por mar en 2013 escapaban de Siria, Eritrea, Afganistán y Somalia, países en guerra o con graves conflictos.

Entre unos y otros, la casa sin barrer y así se ha llegado hasta la delirante jornada del día 31 de octubre, con anuncios incompatibles de Bruselas y Roma. Mientras la comisaria de Interior, Cecilia Malmström, presentaba Tritón, supuesto complemento de Mare Nostrum, y decía una cosa, el ministro de Interior italiano, Angelino Alfano, decía otra, se congratulaba de que por fin la UE asuma su responsabilidad y daba por cerrada Mare Nostrum. Es más, en su órdago Alfano se jactó en clave electoral de que esto de salvar naúfragos ya no les va a costar un euro a los italianos, porque se encarga Europa, mientras Malmström aclaraba que Italia tendrá que seguir saliendo a rescatarles como siempre.

En números exactos, Mare Nostrum ha realizado 558 intervenciones, ha salvado 100.250 personas, aunque murieron 499 y 1.446 han desaparecido. También han sido arrestados 728 traficantes. Tritón contará con cuatro aviones, un helicóptero, cuatro barcos y tres patrulleras aportados por 21 estados miembros. Según Mallstrom, es “la mayor operación marítima de la UE”. Pero es una ridiculez: Mare Nostrum disponía de 32 naves de la Marina italiana, dos submarinos, aviones y helicópteros y movía 900 soldados al día. Y ahora, a esperar el buen tiempo y la próxima tragedia.

(Publicado en El Correo)

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