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Íñigo Domínguez

Íñigo Domínguez

Ventajas del Parlamento

En Italia no está pasando nada reseñable últimamente, pura rutina, pero cumplo con mi obligación de contárselo.

No sé si se acuerdan de Mario Monti, si no da igual, no se preocupen, nadie se acuerda. Tras ser el hombre del año en 2012, qué lejos está ya eso, se volvió loco, se presentó a las elecciones y desapareció en un minipartido de centro, que en la política italiana son como los pisapapeles, siempre andan por ahí de adorno. El otro día se enfadó y dijo que se iba. Como nadie le echaba de menos, tampoco se le echará de menos ahora, porque ya era como si se hubiera ido.

Entretanto su partido ya era como los demás, aunque se llamara Scelta Civica, algo así como una Elección Civilizada para distinguirse de las demás opciones. Esto es lo que ha dicho sobre sus motivaciones políticas y el magnetismo del Parlamento uno de sus diputados, Mariano Rabino, 43 años, en una declaración robada por los micrófonos:

“Cuando estás en Roma no quieres volver a casa, pero no es por los privilegios, sino por dos cosas: el tiempo y las tías. Pasé cinco años en Turín en el parlamento regional, cuando estaba en el PD, y no vi las tías que he visto aquí en Roma en seis meses”

Por eso luego no hay quien les eche del escaño. Si acaso cambian de silla. Este tal Rabino estaba en el PD y se ve que con el trueque de siglas ha salido ganando. Pero más ganó el inefable Sergio De Gregorio en 2008: tres millones de euros (dos en negro) que, según afirma, le pagó Silvio Berlusconi por pasarse con él y dejar el partido del exmagistrado Antonio Di Pietro, Italia de los Valores (también desaparecido del radar y que en teoría era la formación más antiberlusconiana que existe). De ese modo, con otros como De Gregorio, embarcados en la Operación Libertad -así se llamó la campaña de fichajes- Berlusconi consiguió derribar aquel año el precario Gobierno de centroizquierda de Romano Prodi. Ahora será procesado por ello, en otro juicio que le acaban de abrir. En la foto los tenemos a Berlusconi y De Gregorio encantados de conocerse.

De Gregorio ha confesado todo ante los fiscales, aunque ya en su momento se veía a la legua, y explica que lo ha hecho porque se le apareció su difunto padre en sueños para reñirle. De improviso le ha invadido una oleada de arrepentimiento y hace profesiones públicas de dolor realmente conmovedoras. No obstante, la versión de Berlusconi es que luego le pidió diez millones y ya le dijo que no. Qué país, es que ni pagando tres millones a un cenutrio te aseguras un mínimo de lealtad. Así no se puede trabajar.

Lo más surrealista es lo que ha pasado luego, cuando se confirmó el procesamiento de Berlusconi. A ver si logro contarlo sin que me dé la risa. El PD no dijo ni pío y eso que en 2008 el Gobierno que derribó era suyo. Claro, es que ahora están en el poder precisamente con Berlusconi y no le pueden molestar, no sea que se enfade. Pero lo mejor es que quien se enfadó fue el mismísimo Berlusconi. Eso de que insistan en juzgarle es una vergüenza, una persecución, y es más, amenazó con derribar también este Gobierno, el de ahora. En realidad parece que no puede, porque recordarán que  lo intentó y no le salió.

Entretanto a este señor, ya condenado por evasión fiscal y que según la ley no puede ser parlamentario, no hay quien le eche de su escaño. Aunque la idea es muy simple (usted es un chorizo y en un país serio es mejor que los chorizos no puedan sentarse en el Parlamento), todo es complicadísismo. Los trámites se eternizan con juntas, comisiones, reglamentos, conspiraciones varias y ahora parece que a lo mejor, con suerte, se votará en el Senado a finales de noviembre.

Es muy revelador que una de las grandes batallas, que quizá se resuelva hoy, sea por decidir si esa votación para echar o no a Berlusconi de su escaño debe ser con voto secreto o público. Porque, queridos lectores, una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace, dualidad que en este bendito país llega a cotas aún inexploradas por la ciencia. Por resumir: en el PD siempre hay quien salva el culo a Berlusconi y si pueden votar a escondidas el resultado es muy incierto. Descorazonador, en efecto, pero así es. Luego en el PD no se explican el ascenso de Beppe Grillo.

Miren lo que pasó precisamente con el torpedo Sergio De Gregorio el 6 de junio de 2012. Era investigado por otro asunto pero le protegía su inmunidad parlamentaria, pues una de las ventajas más cómodas del Parlamento italiano, además del sol y las tías, es la de ser refugio seguro para delincuentes. Berlusconi no quiere perder su escaño por eso, porque si no cualquier día le detienen. Los jueces pidieron el arresto de De Gregorio y la cámara lo sometió a votación. El PD, por supuesto, estaba a favor de que se llevaran al trullo a ese traidor. Solo le apoyaba el partido de Berlusconi, 127 escaños. Se votó en secreto y, oh, milagro, De Gregorio se salvó por 42 amigos invisibles de más. Sus primeras palabras emocionadas fueron: “Doy las gracias a tantos colegas que no conozco”. Pero si da igual, aquí nos conocemos todos.

Añado estas líneas horas más tarde: el voto sobre Berlusconi será público, no secreto. Inmediatamente su partido se ha indignado muchísimo. Otra vez amenazan con hacer caer el Gobierno. Desde luego es intolerable, hacer votar a la gente de esa manera, delante de todo el mundo.

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