>

Blogs

Íñigo Domínguez

Íñigo Domínguez

Cosas normales en Italia (8): comunistas

En Italia todo es arqueología, también política, y sigue siendo como en las películas de Don Camilo. Hay fascistas y comunistas. Sí, sí, con la hoz y el martillo y todo. Conocidos serbios, ucranianos, polacos, rumanos, búlgaros, que viven en Italia no se lo explican y se asombran al ver todavía los insignes artilugios agrarios.

De los fascistas ya se hablará otro día, que es un tema muy manido. Hoy en día no tiene ningún mérito ser fascista, se lo llaman a cualquiera por menos de nada. Como a unos conocidos, encima catalanistas, cuyo error era que salían de los toros en Barcelona. Sin embargo ser comunista tiene más mérito. Para encontrar un trotskista en España habría que poner un anuncio, pero en Italia uno se los encuentra tranquilamente en la panadería. La cultura política italiana es muy rica y está a años luz de la española actual, tan sectaria, previsible y elemental.

En estos días se han celebrado, como suele pasar en lo profundo del verano, los congresos trascendentales de verdes y comunistas. Ambos se han dado un tortazo histórico en las últimas elecciones, a las que concurrían juntos en el Arcobaleno (Arco iris), aunque para el resto del mundo eran, más a secas, la Cosa Rossa (Cosa roja). Son diferentes formas de ver un revoltijo. Les han borrado del mapa y no tienen ni un escaño. Lo que tienen es cinco años de Berlusconi por delante sin pintar nada. Claro, reina el desconcierto. Por ejemplo, Vladimir Luxuria, el célebre diputado transexual, ha decidido enrolarse en la Isla de los Famosos. Se ha abierto un debate interno en el partido sobre si allí puede defender mejor los derechos de los nativos indígenas.

Algún ingenuo pensará que en los congresos han cerrado filas y se han puesto las pilas. Qué va. Se han liado a cuchilladas pese a ser cuatro gatos, como resumía el otro día Gianelli, el genial humorista del ‘Corriere della Sera’ (arriba). Lo auténticamente comunista es la fragmentación en facciones y la escisión hasta el infinito, de maoístas a mencheviques. La última vez que miré había dos siglas comunistas y unos seis partidos descendientes, pero es posible que en este momento esté surgiendo alguno nuevo.

También es apasionante escuchar retórica que ha resistido en formol de forma formidable. Por ejemplo, que se debe partir «de la límpida reconstrucción de un conflicto de clases en este país». Entrañable. Por otro lado, siempre choca ver al líder, hasta ahora, de Rifondazione Comunista, Fausto Bertinotti, como uno de los más ricos del Parlamento en la declaración de patrimonio. En la última, era el tercer líder (Berlusconi es inalcanzable) con 233.195 euros de renta. Aunque también el ‘más pobre’ de la cámara era el hasta ahora secretario del partido, Franco Giordano, con 124.802 euros.

Viene a la memoria la mítica escena de Alberto Sordi en ‘I vitelloni’ (Los inútiles, 1953, Federico Fellini), y su famosa imprecación al proletariado: “Trabajadoreeees…” (Lavoratori). Es la segunda película de Fellini, muy recomendable, como la tercera, la cuarta, la quinta,…

Se trata de un saludo ideal para irse de vacaciones y despedirse de los colegas de la oficina. Felices vacaciones también, en la serenidad que está caracterizando este blog, a los lectores que estén partiendo.

Otro sitio más de Comunidad de Blogs de elcorreo.com

Sobre el autor


julio 2008
MTWTFSS
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031