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Joseba Martin Diez

Culocortos

“Venganza: Conexión Estambul”. Liam Neeson, a machete limpio

Hace cuatro añitos se estrenó una pequeña película de acción que tenía como productor a Luc Besson, experto en esto del cine de persecuciones, peleas y revoltijo de tiros. La saga ‘Transporter’ o la más seria y excepcional ‘El profesional’ son un claro ejemplo. Al frente del reparto colocaron al grandísimo, en todos los aspectos, Liam Neeson. Muchos no daban un duro. No se creían a Neeson en el cine de acción. Y menuda sorpresa. Como para meterse con él. En la primera entrega (‘Venganza‘) secuestraron a su hija y la lió gorda. Ciertamente, los malos le tenían que haber hecho caso después de aquella primera llamada.

Ahora, el bueno de Neeson vuelve al meneo. Y llega con las pilas bien cargaditas. Resulta que el padre de un chaval que tuvo la mala folla de cruzarse en el camino del exagente de la CIA Bryan Mills quiere vengarse. Y encima lo va a intentar mientras Mills y su familia, unida de nuevo, está de vacaciones en Estambul. En fin. Que para qué queremos más días de fiesta…

‘Venganza: Conexión Estambul‘, esta vez, dirigida por Olivier Megaton, responsable de cintas como ‘Colombiana’ o ‘Transporter 3’, no tiene la sorpresa de la primera entrega, pero tiene ingredientes más que suficientes para encandilar al espectador. Al menos, para no aburrir. Y uno de esos ingredientes, quizás el más importante es Liam Neeson. Enorme en su papel de Bryan Mills, esa mezcla entre el televisivo Jack Bauer y el hiperbólico John McClane. Y es que no podemos engañarnos y obviar los parecidos más que razonables.

Para salir del paso, el personaje de Liam Neeson tendrá que sudar la camiseta. Y de qué manera. Y se pondrá al lío enseguida. Enseñando todas sus armas. Lo que mejor sabe hacer: repartir mamporros como si mañana no fuese a amanecer y la cinta a rebosar de lo típico. Tiros a porrillo y mucha frase con mala leche. Un dato: la primera entrega ‘Venganza’ costó 25 millones y recaudó más de 100. Así que era normal que la productora se lanzase a realizar una secuela.

En el reparto, junto a Liam Neeson, regresan la guapa Maggie Grace, que vuelve a ser su hija y que es rostro más que conocido de la serie ‘Perdidos’; la exchica Bond Famke Janssen, ‘femme fatale’ de ‘Gondeneye’, y el malo esta vez lo encarna el pluriempleado Rade Serbedzija, al que lo tenemos hasta en la sopa, pero en papelitos pequeños.

En definitiva, cine entrentenido, frases rimbombantes para el lucimiento de Neeson, grandes dosis de acción, emoción y lo que deseamos muchas veces en la butaca: pensar lo justito. Acción de tomo y lomo.

Eso sí, se echa algo de menos. Quizás en el cine de acción actual se extraña, y de qué manera, algo más de clasicismo. Estilo clásico a la hora de rodar y en la postproducción y menos montaje alocado, menos tambaleo loco de cámara que provocan que algunas secuencias de acción acaben por marear al espectador. Megaton y compañía deberían aprender un poco de los Mann, Frankenheimer, Donner o McTiernan.

Ah, y por cierto, ya puedes ir al cine a ver la cinta porque si no es así… Bryan Mills… Cuidadito…

El culo de la pantalla, por Joseba Martín

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