Hace una semana que se entregaron los Oscar. Muchas críticas, muchos reportajes y un montón de jabón para la ganadora, ‘El discurso del rey’, una elección que me sigue pareciendo poco rompedora. La temporada pasada, dio la gran sorpresa la Bygelow con su tranquila aventura bélica y dejó a su ex marido con un palmo de narices. Este año no ha pasado nada de eso.

La única sorpresa pudo ser la elección de Tom Hooper como mejor director cuando parecía que David Fincher tenía todas las papeletas de ganador. Lo de Colin Firth (y eso que me cae genial después de divertidas ‘peleas’ como las protagonizadas en ‘Bridget Jones’) y Natalie Portman, un secreto a voces, pero bien merecidas las dos estatuillas. Aunque también sorprende que Leonardo DiCaprio no estuviese este año nominado. Ni por ‘Origen’ ni por ‘Shutter island’. Tampoco sorprende. DiCaprio lleva tres candidaturas (‘Diamante de sangre’, ‘El aviador’, ‘¿Quién ama a Gilbert Grape?’) y nada de nada. Agua. Ni por ‘The departed’. Uno de los olvidados. Y es que el asunto deja la sensación de que hay algunos que a la primera de cambio se lo llevan todo y otros tienen que estar peleando… hasta que se lo dan por toda una carrera. O después de muerto.

A toro pasado, una locura: qué pena que Kirk Douglas no presentara toda la gala con Anne Hathaway, la única frescura sobre el escenario ya que James Franco se dedicó solo a poner mirada de interesante y a ‘tuitear’ todo, todo, todo. No ‘tuiteó’ sus momentos en el baño de milagro. Una gran labor, sí, pero se olvidó un poco de todo lo que tenía realmente entre las manos. Y apareció entonces Billy Crystal para dinamitarlo todo. Con unos cuantos kilos de botox de más, nos acordamos con morriña de los grandes momentos que protagonizó en otras galas. De hecho, lo de incluir a los presentadores en ‘sketches’ dentro de las películas nominadas fue una idea suya de hace un montón de años, y no una copia de lo que se hizo en los Goya recientemente, como llegaron a insinuar en alguna emisora de radio.

Sorprende que desapareciera de la candidatura al Oscar un director como Chris Nolan. Llamó la atención ya en su día con ‘Memento’. Después realizó un más que interesante ‘remake’ con ‘Insomnio’ y dejó embobados a muchos con ‘El truco final’, ese duelo de magos con mucho más trasfondo del que pudiera parecer. Luego dirigió el renacer del hombre murciélago con ‘Batman begins’ y se superó con ‘El caballero oscuro’, otra de las grandes ausentes en los Oscar. Pero suele suceder que título que rompe la taquilla (y es querida por muchos críticos, incluso) título que es olvidado en la gala. Aunque también han existido excepciones como ‘Braveheart’, ‘Titanic’ y ‘Gladiator’, entre otras. Esperemos que Nolan no pase a ese saco lleno de directores incomprendidos y olvidados por la academia, maldita academia. Porque algunos de los mejores están en ese saco ya sin remedio.

Y si hablamos de guión original-original, ‘Origen’ es de lo más diferente de todo lo que había en los Oscar. Nolan y su hermano ya lo merecieron en su día por el libreto de ‘Memento’ y no se lo dieron entonces y ahora tampoco. Riesgo cero.

Y es que duele a veces que la academia no arriesgue un poquito más. Incluso un Oscar para ‘Winter´s bone’ no hubiese sido tan descabellado. Pero ya no llama la atención que los Oscar se olvidan de títulos que pegan de tortas a la sociedad estadounidense. La película protagonizada por la bella Jennifer Lawrence retrata el tercer mundo que también existe en EEUU y, claro, eso tampoco gusta demasiado. No es glamuroso.

En la lucha entre ‘La red social’, ‘Cisne negro’ y ‘El discurso del rey’, las tres favoritas, salió vencedora la cinta protagonizada por Colin Firth. La menos arriesgada de las tres, la más clásica. Más de lo mismo. Ninguna sorpresa. Si bien ‘La red social’ es una película correcta, con un buen trabajo de actores y un montaje que explica muy bien la historia, la cinta no deja de tener una sensación de ‘deja-vu’. ‘Cisne negro’, en cambio, es otra cosa. Aronofsky, como Nolan, es otro de esos directores que arriesgan. Pero a veces suceden estas cosas. El que arriesga no gana.