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34ª día CB del Everest. Llega el día D.

Bueno, pues ya estamos a apenas 24 horas del día D. Y digo eso porque aunque la jornada de cumbre será el sábado, en realidad ese larguiiiiiiiiiiisimo día comenzará mañana, poco antes de la medianoche, que será cuando Edurne, Asier, Ferran y Nacho -ellos a pleno pulmón- junto a los sherpas Jangbu, Mingma y Pasang -con botellas de oxígeno- partan desde el Collado Sur hacia la cima del Everest.

En realidad, si me apuráis, yo diría que es mañana mismo, desde el momento en el que abandonen el campo 3 camino del Collado Sur, cuando empezarán de verdad a jugarse la cumbre del Techo del Mundo, ya que ascenderán hasta los 8.000 metros, del Collado Sur -casi mil metros de desnivel-. Será el primer reto, el primer ochomil del día, para que ellos sientan como se encuentran. Ya que luego, en el campo 4 del Collado Sur apenas tendrán una horas para hidratarse y descansar -los nervios les impedirán dormir- antes de partir hacia su ‘segundo’ ochomil en menos de 24 horas. Por eso hay una frase que dice que el Everest es un ochomil encima de otro ochomil.

Para los que queráis seguir estas intensas próximas 48 horas en vivo, desde que los alpinistas lleguen mañana al collado sur intentaré ir actualizando en este blog la información que nos llegue al campo base en tiempo real, tanto de la expedición de Edurne como de Uni Llantada y todo el grupo que intentará tambien el sábado coronar el Lhotse y que encabeza Juanito Oiarzabal.

En cuando al día de hoy, los alpinistas están preparados para afrontar casi todo en su pugna con las montañas más altas del planeta: paredes de hielo, venticas de nieve, glaciares, grietas sin fondo… Lo que no esperan es tener ‘okupas’ en el campo 3 del Everest. Y eso es justo lo que se han encontrado hoy cuando han llegado a sus 7.100 metros de altitud.

Edurne Pasaban ignoraba lo que les esperaba setecientos metros más arriba después en la pared del Lhotse, donde se encuentra el C-3, cuando a los ocho y cuarto de la mañana conectaba con el campo base para comunicar que acababan de desayunar, Nacho Orviz y Ferran Latorre acababan de salir y Asier Izagirre y ella lo iban a hacer inmediatamente.

Poco antes de las doce del mediodía, la tolosarra volvía a contactar con el CB para avisar de que ya estaban en el C-3 y se disponían a derretir hielo para hacer agua e hidratarse. “Hemos tardado tres horas en llegar aquí y ha sido una subida bastante fácil gracias a la nieve que ha caído, ya que toda la pared del Lhotse eran huellas en forma de escalera”, explicaba Edurne. Y dejaba para el final la “sorpresa” que habían encontrado al llegar a las tiendas. “Alguien las ha utilizado estos días para dormir. Hemos encontrado una pala rota, nuestras cosas revueltas y nos han dejado su basura”.

La voz de la alpinista sonaba resignada, ya que por desgracia este tipo de actos no es algo inusual en los campos de altura en los ‘ochomiles’, sobre todo si están masificados como es el caso del Everest. Lo que no quita para que los que sufren estos ‘asaltos’ muestren su indignación cada vez que ocurren.

Y es que la expedición de Endesa no ha sido la única que ha tenido la visita de amigos de los ajeno. Juanito Oiarzabal rha explicado hoy que ayer por la noche , mientras preparaban todo el material para subir al campo 3, descubrieron que les habían robado algunas de sus efectos personales, como unas gafas de ventisca y una frontal.

“Por suerte, fueron cosas menores que entre los repuestos que llevabamos y lo que nos dejaron otros alpinistas hemos podido suplirlos, pero me parece muy triste haber llegado hasta el punto de tener ladrones en el campo 2 del Everest. Ha este paso vamos a tener que poner candados en las tiendas de los campos de altura. Es increíble”, explicaba el vitoriano con indudable decepción. Al menos, ellos no habían tenido visita sorpresa en el campo 3, quizás porque su tienda estaba prácticamente enterrada bajo la nieve y tuvieron que palear durante un buen rato para liberarla.

También ha alcanzado el campo 3 el vizcaíno Unai Llantada, aunque el fuerte calor que ha asolado durante todo el día el Valle del Silencio -del que se han quejado unánimemente todos los alpinistas- y un pequeño catarro que arrastra desde el campo base ha ralentizado su marcha y le ha costado casi seis horas llegar a sus 7.100 metros. Sin embargo, sus ánimos siguen intactos y a partir de hoy, que ya subirá con oxígeno, espera “encontrarme mejor y echar el resto los dos días que me quedan hasta la cima”.

Por su parte, el vizcaíno Roberto Rodrigo y la burgalesa Isabel García, han ascendido hoy hasta el campo 4 del Lhotse pero han decidido posponer el ataque a cumbre para esperar a los equipos de Oiarzabal, Carlos Pauner y Carlos Soria y formar un grupo de ataque a cumbre más potente para el sábado.

Hoy os dejo dos fotos. La primera es del campo 3, que está en mitad del la pared del Lhotse. El que aparece en la imagen el Ferran, que esta filmando el Valle del Silencio., y el que saca la foto es Nacho Orviz. Y la segunda, como lo prometido es deuda, es la de la prueba que me hice con la mascarilla de oxígeno. Quien me fotografía es Jorge, de la productora que está grabando el programa semanal de La2 sobre la expedición. Como podéis ver, estoy perfectmente caracterizado con gafas, piolet y todo. Os explico rápidamente los componentes de la máscara. La botella va en la mochila (pesa unos cuatro kilos) y el tubo rojo es el que conecta la botella con la mascara que ocupa toda la boca y la nariz (por eso lo de claustrofóbica). El pequeño bote que se ve delante, unido por otro tubo negro a la máscara, tiene una bolsa de plástico dentro que se hincha y deshincha al respirar y sirve al alpinista para comprobar que la máscara funciona bien y no pierde oxígeno.

Por Fernando J. Pérez e Iñigo Muñoyerro

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mayo 2011
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