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19º día CB Everest. El Barça-Madrid en el Everest

El compromiso se cerró lo largo del martes. La colonia española en el campo base del Everest -la expedición de Edurne, la miscelánea en la que están Oiarzabal, Carlos Pauner, Carlos Soria y Unai Llantada y la médica de los doctores Morandeira y Nerín- se conjuraron para no conocer el resultado del partido de vuelta de la Champions entre Barcelona y Madrid. O en su defecto, que el que se enterase no lo haría público.

El objetivo era ver el partido esta tarde en diferido. Al final, se quedó en un resumen de un cuarto de hora descargado de internet por los chicos de Arena (la productora que está realizando los docuumentales sobre la expedición de Edurne y que se emiten los domingos a las 21.00). Pero daba igual. Era suficiente para matar el mono y una buena excusa para reunirse todos. A las seis de la tarde, una de las tiendas colectivas del campamento de Pasaban estaba tan llena como el Camp Nou. Casi veinte personas se apiñaban ante la sábana que hacía de pantalla. Ni los sherpas se lo quisieron perder.

La mayoría abrumadora a favor del Barcelona no impidió a Manolo Gonzalez, andaluz de nacimiento pero madridista de corazón y compañero de Juanito para el Lhotse, presentarse con la camiseta blanca y dirigir a la minoritaria hinchada blanca, dejándose oir incluso por encima de la blaugrana. Ferran Latorre, barcelonista hasta el tuétano y vestido también con sus colores -camiseta de Puyol-, soportó con estoicismo la ‘invasión’ blanca, conocedor del resultado definitivo.

Al final todos quedaron contentos. Los azulgrana por la clasificación -y la eliminación del Madrid- y los blancos por el digno resultado final.

Por la mañana, tras una noche inusualmente movida por culpa del viento, el helicóptero de las 7 volvió a ejercer de despertador. De las maniobras que hemos visto hacer al de las 9 por culpa del viento mejor olvidarlas. Solo compadezco al viajero que, tras un primer intento de despegue le han hecho bajar para volver a montar tres minutos después. Si me pasa a mí creo que me bajo a pie hasta Lukla.

Pasadas las diez y media han llegado al CB Edurne, Asier y Nacho. Han bajado con las pilas cargadas y un hambre de lobo. Lo habitual. Nacho nos ha sorprendido sacando de su mochila un bombona de oxígeno. Se la bajaban a un guía amigo de una comercial cuyo cliente ha tenido que renunciar al Everest por problemas físicos y bajaba cargado hasta arriba con todo el material de los campos de altura.

En la sobremesa ha habido reunión para decidir los próximos pasos a seguir por la expedición. La cosa está basante clara. Cuatro días de descanso, vuelta a las alturas durante tres días para acabar de aclimatar y montar los campos de altura, de nuevo descanso y a partir de ahí a la expectativa con un ojo puesto en los partes meteorológicos y el otro en las comerciales, para buscar un día sin muchas aglomeraciones.

Luego le he dedicado un ratito a mi tienda de campaña. La pobre empieza a dar pena. Entre que la morrena no para quieta y que el deshielo avanza día a día, cualquier día se me va a desmoronar. De momento, he intentado abrir un pequeño canal en el hielo para que los charcos que se forman alrededor de la tienda corran. A los diez minutos de picar con el piolet lo he dejado agotado. Mañana seguiré, pero me temo que más pronto que tarde tendré que levantarla de todo y rehacer la plataforma o directamente buscar una nueva ubicación para mi casita durante este mes. Y que conste que no me quejo. Es pequeñita y algo incómoda, pero las vistas son espectaculares.

Cansado del piolet, me he acercado al campo de Juanito y compañía para conocer sus planes. El vitoriano sale esta madrugada hacia el C-2 junto con Lolo González y Juanjo Garra para completar la última fase de la aclimatación en el Lhotse. Pasarán tres días entre los campos 2 y 3 y luego volverán al campo base antes del ataque a cumbre a mediados de mes. En esta misma montaña, algo más retrasados en la aclimatación se encuentran Isabel Garcia y Roberto Rodrígo. Recuperada ya Isa de sus problemas físicos, ayer durmieron en el campo 1, hoy lo están haciendo en el 2 y mañana tienen previsto ascender hasta el C-3, teniendo en cuenta el esfuerzo suplementario que para ellos supone no contar con sherpas de altura que les ayuden a transportar todo su material. Por último, Unai Llantada, ascenderá pasado mañana hasta el C-3 del Everest.

Por Fernando J. Pérez e Iñigo Muñoyerro

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mayo 2011
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