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Confieso que las únicas referencias que tenía de la Reserva Gerês-Xurés (2009) eran unas líneas en la prensa publicadas con motivo de su declaración como Parque (2009) y poco más. Y ha sido todo un descubrimiento. Me refiero a una zona montañosa y apartada, a caballo entre el NE de Portugal y el SO de Ourense, Galicia. Abarca un total de 11 municipios, seis en Galicia (Lobios, Entrimo, Muiños, Lobeira, Calvos de Randín, y Bande), y cinco en Portugal. Tiene una extensión de 259.496 has, de las que 62.916 (el 24 %, en España) se superponen con el Parque Natural da Baixa Limia-Serra do Xurés, en Galicia, y 205.580 has (76%, en Portugal), coinciden con el Parque Nacional de Peneda- Gerês, en el Norte del país luso.
El Parque da Serra do Xurés, es decir la parte española, hace frontera con Portugal por la línea de cumbres (Pico da Nevosa (1.546 m), Pico do Sobreiro (1.537 m) y el Altar dos Cabrões (1.500 m), donde se alternan zonas muy escarpadas con otras más suaves y donde el granito es la piedra dominante. Por él caen numerosos torrentes que se encajonan formando impresionantes cataratas. Destaca la cascada da Fecha, una de las más altas de Galicia. Ahora es zona de protección especial, aunque se permite el pastoreo tradicional.
Nuestra intención (mi hermano Borja y yo) era subir hasta la Minas dos Carris, unas explotaciones de Wolframio ya abandonadas que tuvieron su auge con el boom de este metal en la 2ª Guerra Mundial. Era estratégico. Lo necesitaban los alemanes y los ingleses para endurecer el acero. El mineral (wolframita y scheelita) se encareció artificialmente y gracias a este ‘oro negro’ se amasaron grandes fortunas.
Comenzamos la excursión en Lobios (accesible por Ginzo de Limia), La carretera (OR-312) asciende de esta población situada en el fondo del valle y llega paso fronterizo de La Portela de Homem. Tanto en la subida, como en el mismo alto se aprecian los restos de la ‘geira romana’ (calzada) que unía Braccara Augusta (Braga) con Asturica (Astorga) y de la son testimonio varios miliarios alineados en grupos.
La Portela es un lugar donde el tiempo se ha detenido. El tráfico casi ha desaparecido y del importante puesto fronterizo que fue se mantienen los edificios de las aduanas, de momento en buen estado de conservación. Todo bajo la sombra de árboles enormes, que ya nadie cuida y amenazan con derrumbarse sobre las casas.
Aparcamos en misma frontera, donde hay una buena fuente. Más abajo, en el tramo de Portugal está terminantemente prohibido hacerlo (¡ojo con la guardería del parque¡). Bajamos por la carretera que pasa entre encinas y alcornoques centenarios y 450 metros después llegamos al puente de San Miguel, que cruza el río Homem, un afluente del río Cávado de corto recorrido (37 km), aunque muy caudaloso.
Iniciamos la subida por el antiguo ‘trail’ minero, de piso erosionado y desigual e impractible en BTT, que se ciñe a la orilla derecha del Homem y gana metros sin tregua (de 734 a1443 m). Nos esperaban 9,8 km. de subida por un terreno arbolado, sin otras vistas que las empinadas laderas de la margen opuesta de valle, que muestra su origen glaciar en su forma en ‘U’. Hasta una enorme chorrera que se desliza por el granito rosado (4,45 km) los forestales han desbrozado el camino. A partir de ese punto y hasta que se alcanzan las fragas (8,00 km), los piornos han invadido la senda, que es de cantos superpuestos y movedizos. Un pasillo muy estrecho permite el paso, aunque cansa y exige atención máxima. Un tormento con lluvia (nuestro caso) y cuentan que un horno en verano. Por ella bajaban el wolframio ya concentrado en mulos .
Tras 2h.45 de subida llegamos a las ruinas del poblado de Carris (UTM: X 579372 Y 4629551). Aparecieron fantasmagóricas entre los girones de niebla. Vimos hileras de casas desnudas, sin techo, sin vigas. Ni rastro de puertas, ventanas, cocinas, muebles, raíles… nada. Ni basura tan siquiera. La presa o Lagoa de Carris reflejaba la niebla. Por no ver no vimos ni las escombreras, que por fotografías sabemos que son importantes.
Estas minas fueron muy importantes. Se extraía wolframio, estaño y molibdeno. Comenzaron a funcionar en los años 40 del siglo XX (la Guerra Mundial) y su explotación duró hasta 1958. En lo más alto del poblado, cerca de una bocamina inundada, hay un mojón con la fecha 1954. Se cerraron por poca rentabilidad, no por el agotamiento de los filones. Y también por la dificultad que había para contratar personal que quisiera trabajar en este confin del mundo.
La niebla no nos dejó disfrutar de las minas, por lo que tiramos hacia el collado que separa España de Portugal. Unos hitos llevaban hacia la Portela da Amoreira (1.341 m). Hicimos un intento de subir al Pico Sobreiro (1.537 m). Por terreno despejado llegamos hasta los 1.500 m y desistimos debido a la cerrada niebla y a la lluvia, que arreciaba. Un track localizado en Wikilock nos permitió bajar en hasta la abandonada Mina das Sombras (en realidad son varias), que fue excavada a 1.280 m ya en España. Penoso descenso, entre piornos y robles enanos, sobre terreno resbaladizo y muy pendiente.
Llegamos a la fuente sobre la antigua explotación de wolframio (UTM: X 578233 Y 4630494). (4h.55’/ 13,8 km). La sensación de abandono y ruina es similar a la de Carris. Los barracones aún conservan aún el tejado, pero por poco tiempo (es peligroso penetrar en su interior). Funcionó desde los años 40 hasta 1954. Luego se cerró definitivamente por haber dejado de ser rentable y por ser nocivas para la salud debido al arsénico que acompaña al wolframio.
De aquel pasado reciente quedan algunas máquinas trituradoras. Se ven baldes y vagonetas volcados. Los carriles que llevan a la escombrera de estériles siguen en su sitio. También hay una bocamina, inundada en su primer tramo, que permite acceder al interior. Cerca (izquierda de los barracones) hay una gran escombrera. Aseguran en Lobios que en ella abunda wolframita en pequeñas vetas sobre el cuarzo, mica moscovita, cristales sueltos de microclina, calcopirita masiva, alguna pirita cristalizada y molibdenita. Esta última brilla en láminas sueltas en las charcas del riachuelo que brota de la boca.
Hora de partir. Nos esperaba lo más duro de la excursión. Descendimos por la pista que daba servicio a la explotación durante un kilómetro, hasta una bifurcación. La antigua barrera aún sigue en pie. Cruce de caminos (marcas de PR). Allí seguimos (izquierda) por la amplia pista de tierra apisonada que se ciñe a los recovecos de los barrancos. Pierde altura de manera muy lenta, primero por una ladera muy pendiente, donde se aferran abedules y piornos, y luego por en una zona cubierta de pinos de repoblación. Son casi 14 kilómetros que se hacen eternos. Hay varios manantiales y una fuente, ésta a 7 kilómetros de la carretera (692 m), que alcanzamos tras 8h.05’ de caminar y 28,1 km sobre las piernas. Un último esfuerzo y con los frontales puestos volvemos a la vieja Aduana (8h.30’/28,68 km).
Un sensacional encuentro con la montaña fronteriza, en una jornada de lluvia y niebla que nos impidió disfrutar del paisaje y de las ruinas industriales. Nos tropezamos con un único montañero en la subida a Carris y era portugués. En España no vimos a nadie Volveremos.
Fotos de Borja Muñoyerro
De arriba abajo. Aduana de Portela de Homem. Inicio de la subida a Carris. Poblado de las minas de Carris. Barracones de As Sombras y bocamina de As Sombras
Direcciones:
Oficinas del Parque Natural en Lobios: Carretera de Portugal s/n Tel.: (988) 448048. Fax: (988) 448048