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Edurne Pasaban: “Debería haber un organismo que oficializase las ascensiones”

El himalayismo no es lo que era. Hace años, la palabra de un alpinista era sagrada. Si decía que había hecho cumbre, no había más que hablar. Se le creía y punto. Pero las cosas han cambiado. La presión de los patrocinadores, las ansias de fama, han convertido la mentira en moneda de uso entre los escaladores. El caso de Miss Oh ha sido el más sonado de los últimos tiempos después de que su federación no diese por válida su ascensión al Kangchenjunga, pero no el único. La semana pasada, el austriaco Christian Stangl , el único montañero que este verano había hecho cima en el K2, ha reconocido en una rueda de prensa que todo había sido una patraña.

-¿Estaba al tanto de lo que sucedía en la federación coreana? ¿Esperaba una noticia así?
-Sí que estaba al tanto. Una televisión coreana ha estado preparando un documental sobre Oh Eun-Sun y sus cumbres dudosas y todo el verano nos han estado abrasando a la gente relacionada con el tema. Así que ya sabía que se estaba haciendo lo que creo que se tenía que haber hecho desde un principio, investigar la verdad. El caso es que el documental lo emitieron un domingo, causó una verdadera conmoción en Corea y el jueves siguiente la federación surcoreana reunió a sus ‘ochomilistas’, que tomaron la decisión de no dar por válida la ascensión de Miss Oh al Kangchenjunga.

-¿Cuando se enteró, qué sentimiento prevaleció, el de alivio al demostrarse que lo que había dicho era verdad o el de rabia porque se le había arrebatado los honores de ser la primera.
-Desde luego esto último para nada. Lo que sentí fue tranquilidad. Que aquello que comenté en su día, que seguramente me equivoqué en el momento y en las formas de decirlo, tenía la confirmación y el respaldo de una entidad tan importante como la federación surcoreana.

-Deportistas que quedan segundos en un competición y luego son declarados ganadores por la descalificación del vencedor suelen reconocer su frustración porque no han disfrutado del instante de sentirte ganador. ¿Le ha pasado a usted lo mismo?
-Para nada. Mi desafío era acabar los 14 ‘ochomiles’. El 17 de mayo lo acabé y sentí la alegría y la satisfacción personal de haber logrado un reto que me había marcado unos años antes. Así que para nada me he sentido, ni ahora ni antes, frustrada. De verdad. Yo tuve mi momento de alegría en el Shisha Pangma por haber logrado lo que me había propuesto, fuera la primera, la segunda o la octava en conseguirlo.

-Este tipo de fraudes o sospechas perjudican mucho al alpinismo, un deporte que siempre ha estado ligado a valores como solidaridad, autenticidad o superación personal.
-Para nosotros, para el deporte en general y para el montañismo en particular, estas polémicas son muy malas. Esa imagen de que la gente miente y no es legal es muy perjudicial. Siempre hemos hablado del purismo de la montaña y esa filosofía de altos valores que transmite. Así que es muy triste. Pero parece que son los tiempos que corren, porque mira lo que ha pasado ahora en el K2. Y eso que ahora, con la tecnología, los gps y las fotos digitales es muy fácil demostrar que has hecho cumbre. Pero también si has mentido.

-¿Debería haber algún organismo que oficializase las ascensiones?
-Yo creo que sí. Y creo que después de esto alguien tomará cartas en el asunto. O por lo menos deberían hacerlo. Una cosa es ir a un ‘ochomil’ como una experiencia personal, como yo fui por primera vez al Dhaulagiri en 1998, y luego su palabra se crea. Pero si hablamos de alguien profesional, que se marca el objetivo de subir los ‘ochomiles’ de forma pública y con trascendencia mediática, lo que no puede ser es que no presente pruebas de que ha realizado esas ascensiones. En este caso creo que no vale con la palabra. Necesita pruebas objetivas que demuestren sus ascensiones. Y con los tiempos que corren actualmente, si no hay alguien que certifique esas ascensiones de forma oficial estamos un poco perdidos. Habría que tomar una decisión al respecto. Y después de todo lo que ha pasado creo que se tomará.

-¿Está quedando en entredicho esa imagen de nobleza que arrastran los alpinistas?
-Tampoco se puede generalizar. En el alpinismo siempre nos hemos fiado de la palabra de los alpinistas. Y Miss Hawley ha sido la primera en hacerlo, salvo que el fraude hubiese sido exageradamente claro u otro montañero le pusiese en la pista de la mentira. Sin embargo, aunque el trabajo que hace Miss Hawley está muy bien por el registro que lleva de ascensiones, su labor no es la de policía. Ella, por principio, confía en lo que la gente le dice.

-Pero en otras ocasiones sí que ha sido más rotunda no concediendo o retirando una ascensión cuando se ha demostrado que el alpinista había mentido. Sin embargo con Oh Eun-Sun la mantiene ‘en disputa’.
-En este caso creo que ella no quiere asumir la responsabilidad de ser la persona que decida algo tan importante como quién ha sido la primera mujer que ha ascendido los 14 ‘ochomiles’. Cuando ha estado en juego solo la ascensión a una montaña sí que ha retirado la cumbre al alpinista. Pero otra cosa es meterte como juez en una decisión tan grande como la de decir quién ha sido la primera mujer en subir los catorce ‘ochomiles’. Y yo creo que en eso no se quiere mojar. No quiere adoptar el papel de juez.

-Pero ella sí tiene una opinión formada de lo que pasó en el Kangchenjunga en 2009.
-Sí. Sí que la tiene. Ella la pone como ‘disputada’ porque existen muchas dudas. Y ahora, como me ha dicho, son todavía mayores después la decisión de la federación surcoreana. En el email que me mandó me dijo “yo lo siento por Miss Oh, pero lo que tiene que hacer es volver al Kangchenjunga y hacerse la foto en la verdadera cumbre”

-Miss Hawley tiene la teoría de que Oh Eun-Sun cree que de verdad estuvo en la cumbre. Que los sherpas le dijeron que habían llegado a la cima y como hacía muy mal tiempo y no se veía nada ella les creyó. ¿Usted cree también eso?
-Es algo que puede pasar. No lo sé. Pero es muy fácil echar la culpa a los sherpas en ese momento. Yo conozco muy bien como son los sherpas. Muy buena gente pero a la que la cima de un ‘ochomil’ no les va a cambiar la vida. Ellos van a hacer su trabajo y punto. Y a veces te dicen que han llegado a la cumbre porque lo creen así y ya está. Y ese día las cosas no estaban para bromas. Nosotros les estábamos siguiendo desde el campo base y decíamos “estos lo deben de estar pasando verdaderamente mal ahí arriba”.

-¿Qué le diría si se encontrase con Oh Eun-Sun?
-Le diría que si realmente cree que ha estado en las cumbres de estas montañas que presente realmente las pruebas de haber subido al Kangchenjunga y a otras montañas. Y que aclare ciertas duda que hay sobre lo que sucedió allí. Por qué apareció su bandera coreana en medio del camino; por qué ella se sacó la foto a cinco metros de la cumbre, si es que realmente son cinco metros, y no se la sacó cinco metros más arriba. Que aclare a todo el mundo que realmente ha hecho el Kangchenjunga y así estaremos tranquilas ella y yo.

Por Fernando J. Pérez e Iñigo Muñoyerro

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